Los dos seguidores del Sporting que permanecían detenidos en la Comisaría pasaron en la mañana de ayer a disposición judicial para declarar en relación a la violenta pelea que el pasado domingo enfrentó a radicales del equipo gijonés y del Sevilla. Testificaron, al igual que los otros detenidos de Gijón, que no habían participado en la trifulca y que ni siquiera estaban en el barrio de La Arena en ese momento. Quedaron en libertad con cargos. Hasta el momento son 16 los individuos arrestados: seis asturianos y diez andaluces. Hubo, además, trece heridos.
La Policía investiga la conexión entre los radicales sportinguistas involucrados y la extrema derecha política. Uno de los participantes se cubría el torso con numerosas revistas del Movimiento Socialista Republicano (MSR). Otro detenido fue Raúl Palacio, cabeza de lista por Asturias de Democracia Nacional en las últimas elecciones autonómicas. Según su versión, se encontraba en Pola de Siero cuando fue agredido «por un numeroso grupo de presuntos ultras sevillistas», tras mediar provocación e insultos por parte de los andaluces que allí se concentraron antes de acudir a Gijón. Fue atendido, tal y como asegura su abogado, «en el hospital Álvarez Buylla de Mieres, adonde fue trasladado por sus acompañantes, por lo que cuando ocurrieron los hechos entre supuestas bandas, no se encontraba en Gijón y no participó en la pelea».
La trifulca multitudinaria en La Arena ha suscitado una gran polémica en Gijón sobre el movimiento de los ultras sportinguistas y su posible vinculación con la extrema derecha. «Somos apolíticos y lo único que nos gusta es el fútbol». Es la escueta respuesta que se encuentra si se rasca un poco en la hermética atmósfera que protege a los aficionados más radicales. Aunque, como en la mayoría de los casos, los hechos dicen más que las palabras.
El domingo este germen volvió a actuar, pero en esta ocasión con una magnitud inusitada. Los dedos acusadores señalan con indignación hacia el fondo sur del Molinón, donde se ponen los aficionados más ruidosos y pasionales, y donde, entre todos ellos, se ocultan otros seguidores del conjunto rojiblanco con un determinado perfil ideológico, principalmente de extrema derecha, y algunos distintivos en forma de tatuajes de simbología nazi y alguna prenda militar como denominador común, aunque eso suele darse entre los más veteranos.
No existe un perfil determinado para los aficionados más violentos del fútbol. Tampoco en Gijón. Desde un adolescente de 16 años que comienza a vivir sus primeras experiencias deportivas y extradeportivas con el grupo, hasta el más experimentado, que puede superar la barrera de los 40, con un amplio bagaje a sus espaldas y que suele estar en la cúspide de la pirámide. Tienen costumbres muy arraigadas y casi obligadas, como reunirse en las horas previas al encuentro para consumir alcohol y «prepararse para atemorizar al equipo rival».
La hinchada simpatiza con los radicales del Madrid, el Betis y el Valencia, con los que suelen organizar encuentros. Los 'enemigos' son el Athletic, el Deportivo de La Coruña, el Atlético de Madrid y como quedó demostrado el pasado domingo, el Sevilla. Los aficionados ajenos a esta polémica esperan que hoy haya un partido tranquilo en Valladolid.
La Policía investiga la conexión entre los radicales sportinguistas involucrados y la extrema derecha política. Uno de los participantes se cubría el torso con numerosas revistas del Movimiento Socialista Republicano (MSR). Otro detenido fue Raúl Palacio, cabeza de lista por Asturias de Democracia Nacional en las últimas elecciones autonómicas. Según su versión, se encontraba en Pola de Siero cuando fue agredido «por un numeroso grupo de presuntos ultras sevillistas», tras mediar provocación e insultos por parte de los andaluces que allí se concentraron antes de acudir a Gijón. Fue atendido, tal y como asegura su abogado, «en el hospital Álvarez Buylla de Mieres, adonde fue trasladado por sus acompañantes, por lo que cuando ocurrieron los hechos entre supuestas bandas, no se encontraba en Gijón y no participó en la pelea».
La trifulca multitudinaria en La Arena ha suscitado una gran polémica en Gijón sobre el movimiento de los ultras sportinguistas y su posible vinculación con la extrema derecha. «Somos apolíticos y lo único que nos gusta es el fútbol». Es la escueta respuesta que se encuentra si se rasca un poco en la hermética atmósfera que protege a los aficionados más radicales. Aunque, como en la mayoría de los casos, los hechos dicen más que las palabras.
El domingo este germen volvió a actuar, pero en esta ocasión con una magnitud inusitada. Los dedos acusadores señalan con indignación hacia el fondo sur del Molinón, donde se ponen los aficionados más ruidosos y pasionales, y donde, entre todos ellos, se ocultan otros seguidores del conjunto rojiblanco con un determinado perfil ideológico, principalmente de extrema derecha, y algunos distintivos en forma de tatuajes de simbología nazi y alguna prenda militar como denominador común, aunque eso suele darse entre los más veteranos.
No existe un perfil determinado para los aficionados más violentos del fútbol. Tampoco en Gijón. Desde un adolescente de 16 años que comienza a vivir sus primeras experiencias deportivas y extradeportivas con el grupo, hasta el más experimentado, que puede superar la barrera de los 40, con un amplio bagaje a sus espaldas y que suele estar en la cúspide de la pirámide. Tienen costumbres muy arraigadas y casi obligadas, como reunirse en las horas previas al encuentro para consumir alcohol y «prepararse para atemorizar al equipo rival».
La hinchada simpatiza con los radicales del Madrid, el Betis y el Valencia, con los que suelen organizar encuentros. Los 'enemigos' son el Athletic, el Deportivo de La Coruña, el Atlético de Madrid y como quedó demostrado el pasado domingo, el Sevilla. Los aficionados ajenos a esta polémica esperan que hoy haya un partido tranquilo en Valladolid.
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