Unos por razones políticas y los otros por conflictos internos de su propio club: los grupos “ultra” del Livorno y la Juventus dejaron a sus entidades al borde de sendas sanciones tras “hermanarse” ayer en actos de violencia en Italia.
Los medios locales apuntan hoy a sendos fuertes castigos para ambas instituciones por los desmanes ocasionados con bombas de humo, pirotecnia y cantos por los grupos violentos en el estadio Olímpico, de Turín, y en el Armando Picchi, de Livorno, durante la fecha 17 del futbol italiano.
Según La Gazzetta dello Sport, la sanción para la Juventus podría ser de una jornada de suspensión del estadio y recuerda que “la próxima (jornada) en casa es la del Milan”, a disputarse el 10 de enero.
El mismo periódico asegura que el Livorno “se arriesga a una sanción dura.”
Los hinchas “amaranti” arrojaron bombas de humo y petardos en la victoria de los locales ante la Sampdoria por 3-1 para celebrar la agresión sufrida hace ocho días por Silvio Berlusconi, primer ministro italiano.
Históricamente, los ultras del Livorno se declaran de izquierda y es habitual ver banderas con el rostro del revolucionario cubano–argentino Che Guevara o con símbolos comunistas en las gradas.
El encuentro debió ser detenido por un par de minutos a los 40 del primer tiempo para que la columna de humo se disipara, por lo que los medios locales especulan hoy con una fuerte sanción para el club toscano.
A favor de la entidad está el hecho de que el entrenador, Serse Cosmi, haya disuadido a los hinchas de seguir arrojando pirotecnia. El presidente Aldo Spinelli se mostró decepcionado: “Estas cosas no pueden suceder más. (Son) actos que me hacen considerar dejar el Livorno”.
El Tribunal que juzga los hechos en los partidos de la Serie A deberá también considerar los cantos alabando a Massimo Tartaglia, el autor de la agresión contra Berlusconi el 13 de diciembre con una pequeña reproducción de Il Duomo, la catedral de Milán.
“Tartaglia es uno de nosotros” o “Spinelli: cómpranos a Tartaglia” fueron algunos de las frases dedicadas por los ultras al agresor.
En Turín, la situación deportiva de la Juventus, eliminada de la Liga de Campeones en primera ronda y tercera en el campeonato a 9 puntos del líder Inter tras cinco derrotas en seis partidos, motivó que el autobús que trasladó a los jugadores hasta el palco fuese atacado a huevazos, petardos y con cánticos insultantes. Los gritos se repitieron durante el partido hacia la directiva.
Pero el club entró en seria zona de riesgo de sanción cuando, como sucedió en otras ocasiones con el delantero del Inter Mario Balotelli como víctima, los hinchas comenzaron a entonar cánticos racistas.
“No hay negros italianos” y “Si saltas, muere Balotelli”, cantaron los ultras. El club no reaccionó con ninguna advertencia por los altoparlantes. Apenas se escucharon algunos silbidos por parte de otros aficionados.
Tras los gritos, hubo pirotecnia lanzada muy cerca de las ubicaciones de los encargados de seguridad. Según La Gazzetta dello Sport, el fin es “utilizar el racismo para sancionar a la sociedad bianconera”.
La Juventus ya había sido advertida antes del clásico ante el Inter, jugado a comienzos de diciembre.
Los medios locales apuntan hoy a sendos fuertes castigos para ambas instituciones por los desmanes ocasionados con bombas de humo, pirotecnia y cantos por los grupos violentos en el estadio Olímpico, de Turín, y en el Armando Picchi, de Livorno, durante la fecha 17 del futbol italiano.
Según La Gazzetta dello Sport, la sanción para la Juventus podría ser de una jornada de suspensión del estadio y recuerda que “la próxima (jornada) en casa es la del Milan”, a disputarse el 10 de enero.
El mismo periódico asegura que el Livorno “se arriesga a una sanción dura.”
Los hinchas “amaranti” arrojaron bombas de humo y petardos en la victoria de los locales ante la Sampdoria por 3-1 para celebrar la agresión sufrida hace ocho días por Silvio Berlusconi, primer ministro italiano.
Históricamente, los ultras del Livorno se declaran de izquierda y es habitual ver banderas con el rostro del revolucionario cubano–argentino Che Guevara o con símbolos comunistas en las gradas.
El encuentro debió ser detenido por un par de minutos a los 40 del primer tiempo para que la columna de humo se disipara, por lo que los medios locales especulan hoy con una fuerte sanción para el club toscano.
A favor de la entidad está el hecho de que el entrenador, Serse Cosmi, haya disuadido a los hinchas de seguir arrojando pirotecnia. El presidente Aldo Spinelli se mostró decepcionado: “Estas cosas no pueden suceder más. (Son) actos que me hacen considerar dejar el Livorno”.
El Tribunal que juzga los hechos en los partidos de la Serie A deberá también considerar los cantos alabando a Massimo Tartaglia, el autor de la agresión contra Berlusconi el 13 de diciembre con una pequeña reproducción de Il Duomo, la catedral de Milán.
“Tartaglia es uno de nosotros” o “Spinelli: cómpranos a Tartaglia” fueron algunos de las frases dedicadas por los ultras al agresor.
En Turín, la situación deportiva de la Juventus, eliminada de la Liga de Campeones en primera ronda y tercera en el campeonato a 9 puntos del líder Inter tras cinco derrotas en seis partidos, motivó que el autobús que trasladó a los jugadores hasta el palco fuese atacado a huevazos, petardos y con cánticos insultantes. Los gritos se repitieron durante el partido hacia la directiva.
Pero el club entró en seria zona de riesgo de sanción cuando, como sucedió en otras ocasiones con el delantero del Inter Mario Balotelli como víctima, los hinchas comenzaron a entonar cánticos racistas.
“No hay negros italianos” y “Si saltas, muere Balotelli”, cantaron los ultras. El club no reaccionó con ninguna advertencia por los altoparlantes. Apenas se escucharon algunos silbidos por parte de otros aficionados.
Tras los gritos, hubo pirotecnia lanzada muy cerca de las ubicaciones de los encargados de seguridad. Según La Gazzetta dello Sport, el fin es “utilizar el racismo para sancionar a la sociedad bianconera”.
La Juventus ya había sido advertida antes del clásico ante el Inter, jugado a comienzos de diciembre.
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