El Athletic no está dispuesto a que los violentos se apoderen de San Mamés. Ése fue el principal argumento manejado por la Comisión de Disciplina del club en su juicio sobre los socios rojiblancos implicados en la 'batalla del Anderlecht' en el partido de la Liga Europa del pasado 18 de febrero. Ese día, nada más terminar el choque, centenares de seguidores belgas invadieron el césped. La mayor parte de ellos lo hacían para escapar del enfrentamiento entre los radicales de las dos hinchadas. Ya sobre la hierba, se produjeron peleas entre ultras de los dos bandos.
Hace unos días, el tribunal interno del Athletic estudió los últimos expedientes sobre el caso. Se acusaba a tres socios. A uno de ellos por agresión y a otros dos por invasión del campo sin que consten actos violentos. Al primero se le ha impuesto el mayor castigo permitido en los Estatutos, la expulsión a perpetuidad. A los otros dos, se les castiga con la suspensión de su condición de miembros del club por tres años.
Estas sanciones ponen fin a los juicios internos sobre los incidentes ante el Anderlecht. Este periódico ya informó en exclusiva el pasado 28 de abril que el Comité de Disciplina había expulsado a perpetuidad a otros dos socios. Uno de ellos fue captado por las cámaras de televisión orinando desde la Tribuna Sur Alta a los hinchas del Anderlecht, que se encontraban en el fondo en un plano inferior. El otro fue identificado como una de las personas que agredió a seguidores del Anderlecht sobre el césped. Ambos recurrieron a la Comisión de Apelación del club, que ratificó hace pocos días las sanciones.
Mano dura
La junta no tiene ninguna capacidad de influir en estas sanciones, reguladas por dos órganos ajenos a ella como las comisiones de Disciplina y Apelación. Eso no impide que vea con buenos ojos la mano dura contra los violentos. Cree que así se transmite un mensaje perfectamente inteligible: quienes se comporten de forma vandálica serán apartados de la entidad.
De hecho, las tres expulsiones por lo incidentes ante el Anderlecht suponen los castigos más severos adoptados nunca por la Comisión de Disciplina. Hasta el momento, los castigos más duros se los habían llevado dos socios a quienes se identificó tras lanzar objetos el 8 de octubre de 2007 al portero del Real Madrid Iker Casillas. A uno de ellos se le expulsó por tres años y al otro por uno.
Hace unos días, el tribunal interno del Athletic estudió los últimos expedientes sobre el caso. Se acusaba a tres socios. A uno de ellos por agresión y a otros dos por invasión del campo sin que consten actos violentos. Al primero se le ha impuesto el mayor castigo permitido en los Estatutos, la expulsión a perpetuidad. A los otros dos, se les castiga con la suspensión de su condición de miembros del club por tres años.
Estas sanciones ponen fin a los juicios internos sobre los incidentes ante el Anderlecht. Este periódico ya informó en exclusiva el pasado 28 de abril que el Comité de Disciplina había expulsado a perpetuidad a otros dos socios. Uno de ellos fue captado por las cámaras de televisión orinando desde la Tribuna Sur Alta a los hinchas del Anderlecht, que se encontraban en el fondo en un plano inferior. El otro fue identificado como una de las personas que agredió a seguidores del Anderlecht sobre el césped. Ambos recurrieron a la Comisión de Apelación del club, que ratificó hace pocos días las sanciones.
Mano dura
La junta no tiene ninguna capacidad de influir en estas sanciones, reguladas por dos órganos ajenos a ella como las comisiones de Disciplina y Apelación. Eso no impide que vea con buenos ojos la mano dura contra los violentos. Cree que así se transmite un mensaje perfectamente inteligible: quienes se comporten de forma vandálica serán apartados de la entidad.
De hecho, las tres expulsiones por lo incidentes ante el Anderlecht suponen los castigos más severos adoptados nunca por la Comisión de Disciplina. Hasta el momento, los castigos más duros se los habían llevado dos socios a quienes se identificó tras lanzar objetos el 8 de octubre de 2007 al portero del Real Madrid Iker Casillas. A uno de ellos se le expulsó por tres años y al otro por uno.
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