Más de 10.000 personas han inundado los alrededores del estadio Santiago Bernabéu para acompañar a la selección española en una batalla decisiva. Los hombres de Del Bosque no podían fallar ante Honduras y su afición no se quedó atrás. El ejército de la selección no defraudó. Miles de soldados, ataviados con la camiseta del equipo español a modo de uniforme, con los colores de la roja como su marca de guerra y la bandera transformada en capa fueron al encuentro de los rivales al campo de batalla, situado en los alrededores del Bernabéu.
A las 8.30 comenzó la batalla con el rugido y los aplausos de los aficionados. “Yo soy español, español, español” o “A por ellos” eran los lemas más coreados. Los primeras oportunidades no se hicieron esperar, pero el gol no llegaba con tanta facilidad. Cientos de manos se alzaban al cielo acompañadas de lamentos cuando Villa tiró al palo la primera ocasión clara del equipo español. Pero el guaje siguió en su empeño y el minuto 17 la ilusión se alzó en la cara de los aficionados cuando el delantero se adentraba en las defensas hondureñas, rompiéndolas y marcando el primer tanto con el que tembló el Bernabéu y toda la ciudad de Madrid.
El sonido de las vuvuzelas, las trompetas tan utilizadas en Sudáfrica, tronó por toda la Castellana. Un sonido de gloria que se volvió a repetir en el minuto 51 cuando Villa sentenció una batalla en el campo y el clamor de los aficionados dejaba claro que España volvía a ilusionar y sigue viva en este Mundial. Batalla ganada. Siguiente encuentro, el viernes frente a Chile. El ejército de la roja queda convocado.
A las 8.30 comenzó la batalla con el rugido y los aplausos de los aficionados. “Yo soy español, español, español” o “A por ellos” eran los lemas más coreados. Los primeras oportunidades no se hicieron esperar, pero el gol no llegaba con tanta facilidad. Cientos de manos se alzaban al cielo acompañadas de lamentos cuando Villa tiró al palo la primera ocasión clara del equipo español. Pero el guaje siguió en su empeño y el minuto 17 la ilusión se alzó en la cara de los aficionados cuando el delantero se adentraba en las defensas hondureñas, rompiéndolas y marcando el primer tanto con el que tembló el Bernabéu y toda la ciudad de Madrid.
El sonido de las vuvuzelas, las trompetas tan utilizadas en Sudáfrica, tronó por toda la Castellana. Un sonido de gloria que se volvió a repetir en el minuto 51 cuando Villa sentenció una batalla en el campo y el clamor de los aficionados dejaba claro que España volvía a ilusionar y sigue viva en este Mundial. Batalla ganada. Siguiente encuentro, el viernes frente a Chile. El ejército de la roja queda convocado.
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