Un grupo de Brigadas Blanquiverdes se reunió a las 10:30 en el centro comercial más cercano al estadio. Desde allí, se dirigieron a la Ciudad Deportiva, donde pensaban que estaría entrenando el Córdoba. Como quiera que allí no había nadie, dieron media vuelta y se dirigieron a El Arcángel.
Una vez en los aledaños del recinto, y encabezados por Álvaro Priego Polini, trataron de acceder al campo para ver el entrenamiento. Alcaraz había previsto un ejercicio a puerta cerrada, así que se quedaron, de primeras, con las ganas de transmitir su sentir a la plantilla y al cuerpo técnico del club.
Por poco tiempo. Alguien les contó que la puerta de maratón del campo está abierta porque -debido a las inacabables obras del fondo sur- están colocando unas vallas. Se fueron para allá, pero un empleado del club les impidió amablemente el paso. Polini negoció para que, al final del entrenamiento, los capitanes se pararan con ellos para departir amistosamente. Después de una improvisada reunión con el secretario general, Carlos Hita, parecía que ambas partes llegaban a un acuerdo.
No obstante, los cánticos acusando a los futbolistas de la plantilla de falta de profesionalidad se recrudecen y resuenan a pesar del sonido de camiones en la zona cero del estadio. Ante los medios, Polini cuenta la historia: "Hemos querido hacerles ver lo disconformes que estamos con ellos, con la actitud que están mostrando en los últimos partidos; no es normal que de estar a siete puntos del ascenso, ahora estemos a tres del descenso". Pero apunta en cualquier caso que "en el próximo partido estaremos a muerte con ellos, aunque ya cuando termine se verá lo que pasa…".
A eso de las once y media, tal vez como medida de seguridad, las puertas del estadio se cierran incluso para los periodistas. Al cabo de un rato, entre curiosos, cámaras, fotógrafos y empleados del club, se genera un curioso debate. Al otro lado, ya en la puerta cero, se han apostado los ultras, que siguen cantando. Sin provocar, atosigar ni molestar.
Una vez acaba el entrenamiento, el jefe de prensa, Isabelo Bejarano, comenta la situación a los jugadores. Todos se reúnen, pero Pepe Díaz decide actuar por su cuenta y sale ufano para charlar con ellos. El delantero solicita airadamente a la prensa que respete la intimidad del encuentro y, al cabo de un rato, Asen -él sí en calidad de capitán- se une al debate. Gaspar también departió amistosamente, Alberto les regaló un guante y Lucas Alcaraz incluso se detuvo con ellos para echarse una foto.
El único momento algo tenso de la visita de los incondicionales llegó cuando Gerardo abandonaba el estadio. "No podéis venir aquí a tocarnos los cojones", les dijo el veterano futbolista cuando uno de los ultras le exigió más corazón para el próximo encuentro. El lateral añadió: "Nosotros estamos jodidos también, somos los primeros que estamos así. No nos da igual. Tenéis que animar y ya está. Si ahora nos ponemos todos gilipollas…".
Por la tarde, llegó un comunicado oficial desde el grupo: "Animamos a todo el mundo a que acuda al recibimiento en la puerta cero a las 16:30 y a animar durante todo el partido. Brigadas lo hará como uno más". Como siempre.
Una vez en los aledaños del recinto, y encabezados por Álvaro Priego Polini, trataron de acceder al campo para ver el entrenamiento. Alcaraz había previsto un ejercicio a puerta cerrada, así que se quedaron, de primeras, con las ganas de transmitir su sentir a la plantilla y al cuerpo técnico del club.
Por poco tiempo. Alguien les contó que la puerta de maratón del campo está abierta porque -debido a las inacabables obras del fondo sur- están colocando unas vallas. Se fueron para allá, pero un empleado del club les impidió amablemente el paso. Polini negoció para que, al final del entrenamiento, los capitanes se pararan con ellos para departir amistosamente. Después de una improvisada reunión con el secretario general, Carlos Hita, parecía que ambas partes llegaban a un acuerdo.
No obstante, los cánticos acusando a los futbolistas de la plantilla de falta de profesionalidad se recrudecen y resuenan a pesar del sonido de camiones en la zona cero del estadio. Ante los medios, Polini cuenta la historia: "Hemos querido hacerles ver lo disconformes que estamos con ellos, con la actitud que están mostrando en los últimos partidos; no es normal que de estar a siete puntos del ascenso, ahora estemos a tres del descenso". Pero apunta en cualquier caso que "en el próximo partido estaremos a muerte con ellos, aunque ya cuando termine se verá lo que pasa…".
A eso de las once y media, tal vez como medida de seguridad, las puertas del estadio se cierran incluso para los periodistas. Al cabo de un rato, entre curiosos, cámaras, fotógrafos y empleados del club, se genera un curioso debate. Al otro lado, ya en la puerta cero, se han apostado los ultras, que siguen cantando. Sin provocar, atosigar ni molestar.
Una vez acaba el entrenamiento, el jefe de prensa, Isabelo Bejarano, comenta la situación a los jugadores. Todos se reúnen, pero Pepe Díaz decide actuar por su cuenta y sale ufano para charlar con ellos. El delantero solicita airadamente a la prensa que respete la intimidad del encuentro y, al cabo de un rato, Asen -él sí en calidad de capitán- se une al debate. Gaspar también departió amistosamente, Alberto les regaló un guante y Lucas Alcaraz incluso se detuvo con ellos para echarse una foto.
El único momento algo tenso de la visita de los incondicionales llegó cuando Gerardo abandonaba el estadio. "No podéis venir aquí a tocarnos los cojones", les dijo el veterano futbolista cuando uno de los ultras le exigió más corazón para el próximo encuentro. El lateral añadió: "Nosotros estamos jodidos también, somos los primeros que estamos así. No nos da igual. Tenéis que animar y ya está. Si ahora nos ponemos todos gilipollas…".
Por la tarde, llegó un comunicado oficial desde el grupo: "Animamos a todo el mundo a que acuda al recibimiento en la puerta cero a las 16:30 y a animar durante todo el partido. Brigadas lo hará como uno más". Como siempre.
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