El rojo y blanco, los colores que distinguen a River, reinó en una jornada dominical primaveral en el marco de una nueva edición del superclásico del fútbol argentino frente a Boca Juniors, por la decima fecha del torneo Inicial, que tuvo la particularidad de jugarse sin público visitante en el estadio Monumental. A las 15 las autoridades del club riverplatense abrieron las puertas de la cancha y centenares de hinchas locales le empezaron a dar color al barrio de Núñez.
Una de las premisas, que se difundió a través de las redes sociales, fue ir al Monumental con la camiseta de River. Y los simpatizantes millonarios la cumplieron casi a rajatabla, ya que el negro, rojo y blanco vistió primero las calles del Barrio River y después el estadio, que cerca de las 16 estaba lleno en un 50 por ciento.Pasó una hora más y a las 17 el Monumental estaba repleto, todos con las distintas remeras -según la época- de River, pero con un hueco, en la platea Centenario alta, el sector clasurado por el Comité de Seguridad en el Fútbol, ya que la dirigencia riverplatense vendió 1.710 entradas, algo que el organismo le había prohibido.
Tampoco faltaron los gorros, banderas y las caras pintadas y a las 17.35 se escuhó la primera manifestación del pueblo riverplatense cuando el arquero de Boca Agustín Orión salió a hacer los ejercicios de precalentaminento. Una catarata de silbidos bajaron desde las cuatro costados para el arquero del seleccionado argentino.
Pero faltaba más: en la tribuna Sívori alta se pudieron distinguir banderas de la Argentina, mientras que en diversas radios informaron que se provocaron incidentes en la búsqueda de hinchas de Boca. Además, aparecieron unos 100 chanchos inflables, repitiendo el gesto de un año atrás, cuando un cerdo inflable gigante se posó enfrente de la hinchada xeneize..
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