La visita del Barcelona dejó muchos homenajes en Vigo pero ningún punto. La jornada comenzó animada en la ciudad gallega, que a media mañana acogió a la expedición del Barcelona con sol y temperaturas superiores a los veinte grados centígrados. Con el "caloret", como diría Rita Barberá, todo resulta más agradable.
Ya de tarde, una docena de peñas se concentraron en Plaza América para celebrar una marcha contra Javier Tebas hasta el estadio de Balaídos. Protestaba el celtismo por las medidas restrictivas que ha impuesto la Liga de Fútbol Profesional en los accesos a los estadios y por los horarios de los partidos. El Celta ha jugado a las diez de la noche una tercera parte de las jornadas de Liga. De hecho, los dos próximos compromisos del equipo de Berizzo, en Granada (miércoles 8) y ante el Rayo Vallecano (sábado 11), se iniciarán a las 22 horas. Así, resulta complicado fomentar el fútbol entre los seguidores más jóvenes, por lo que, salvo excepciones, la asistencia a los estadios españoles disminuye paulatinamente.
Al grito de: "Tebas vaite xa!", la afición aprovechó la visita del líder del campeonato y la atención mediática que genera para reclamar un mejor trato para quienes con su presencia en los estadios convierten este deporte en uno de los mayores espectáculos del mundo.
La visita del Barça también fue aprovechada por la directiva del Celta para homenajear al deportista español con más laureado en los juegos olímpicos: el piragüista cangués David Cal (un oro y cuatro platas), que a finales de marzo anunció su jubilación.
Antes de que Cal realizase el saque de honor, el club celeste tributó un recibimiento especial a Luis Enrique Martínez. En los videomarcadores del estadio se proyectó una imagen del exentrenador del Celta, acompañado de los cuatro colaboradores que le siguieron en su etapa en Vigo y a los que el verano pasado se llevó a Barcelona.
Lucho regresaba a un estadio muy significativo en su carrera como técnico: en Balaídos debutó el 28 de agosto de 2010 con el Barça B en la Liga Adelante (1-2), dirigiendo a jugadores como Nolito, Planas, Sergi Gómez y Fontás, que desde entonces no ha marcado un gol en competición oficial.
Cuatro años después, el Celta le brindó la oportunidad al asturiano de estrenarse en Primera División. Fue el 19 de agosto, ante el Espanyol (2-2). Ante la llamada del conjunto catalán, Luis Enrique dirigió su último partido en Vigo el 11 de mayo de 2014. Se negó a admitir que ya había cerrado con Zubizarreta su contratación por el club azulgrana, al que aquella tarde le hizo un gran favor al derrotar al Real Real Madrid, uno de los aspirantes al título de Liga. Con los dos goles de Charles, la marcha del asturiano fue mucho más dulce de lo esperado después de que se descubriesen sus negociaciones con el Barcelona aprovechando un día de descanso del Celta. El club le agradeció los servicios prestados.
"Vigo siempre será un lugar especial", dijo Luis Enrique el sábado, antes de visitar un estadio que ayer le recibió con aplausos, como hizo también con Rafinha Alcántara, a quien los aficionados del Celta vitorearon cuando la megafonía anunció su nombre en el once titular del equipo azulgrana.
Ayer, Balaídos se llenó (23.759 espectadores) para disfrutar de un partido entre dos equipos que comparten la misma filosofía de juego. Además, la presencia en un estadio de jugadores como Messi, Neymar, Luis Suárez o Iniesta es ya de por sí un aliciente suficiente para que ningún aficionado al fútbol quiera perderse el partido.
Cuando Luis Enrique cambió a Xavi por Rafinha (minuto 57), el segundo hijo de Mazinho se marchó del terreno de juego agradeciendo la gran ovación de despedida que le tributó el celtismo. La temporada pasada fue uno de los suyos y sus buenas actuaciones con los celestes le valieron para regresar al FC Barcelona e intentar abrirse paso entre las estrellas azulgranas que ahora dirige Luis Enrique.
La siguiente ovación de la noche fue para Krohn-Dehli, quien parece vivir sus últimas actuaciones como céltico. A pesar del silencio del danés, gran parte de Balaídos da por perdido al mago vikingo, a quien se vincula con el Sevilla.
En la fiesta que ayer se vivió en Balaídos tampoco faltó Tebas, a quien parte del estadio reclamó en el minuto 12, como estaba acordado con antelación, su dimisión como presidente de la Liga. Ni hubo olvido sobre Iniesta, al que muchos aficionados todavía agradecen el gol que valió un título del mundo en Johannesburgo y lo despidieron con aplausos cuando fue reemplazado. Lo peor para el Celta fue el resultado. Muchos homenajes, ningún punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario