Los ultras siguen sonrojando al fútbol griego. Un mes después de que se suspendiera el campenato por los lamentables incidentes en el derbi de Atenas, cinco técnicos de televisión resultaron heridos cuando fueron atacados por 20 hinchas radicales fuera del estadio Kaftanzoglio, tres horas y media antes del inicio del Iraklis-Larissa de la segunda división griega.
Los trabajadores del canal de pago OTE-TV estaban preparando el equipo para retransmitir el encuentro cuando fueron atacados por un grupo de personas a las que por su vestimenta no se podía decir de qué equipo eran. "El gobierno condena este fenómeno y asegura a los aficionados griegos que la legislación que se está aprobando busca eliminar de raíz esta lacra del fútbol griego", dijo en un comunicado el viceministro de Deportes, Stavros Kontonis.
El Iraklis, en un comunicado, dijo que el club no tenía nada que ver con el incidente y "cualquier forma de violencia es condenable". Además añadió que "cualquier intento de conectar este ataque con el Iraklis conllevará acciones legales".
Se siguen buscando medidas
Los altercados en el partido que enfrentó a Panathinaikos y Olympiacos marcaron un antes y un después en la historia del fútbol griego. Tres días después del esperpento, Stavros Konodís, ministro adjunto de deportes, confirmó que la liga griega sería suspendida indefinidamente para poner en marcha una serie de medidas con el objetivo de acabar con la violencia en los estadios.
Kondonís confirmó que se supendieron todos los campeonatos profesionales y semiprofesionales de primera, segunda y tercera división. Las primeras medidas que propone Kondonís son la utilización de una entrada electrónica, que permite conocer la identidad del comprador y su ubicación en el estadio, la eliminación de las peñas de los clubes y la colocación de cámaras de seguridad en los campos.
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