"No quiero ni ir a recoger el carnet. Que me devuelvan el dinero de los partidos que quedan esta temporada y ya está. Me han tratado como un delincuente. El Celta no se merece esta situación", se lamenta José. A este cincuentón, de 35 años de antigüedad como abonado, lo expulsaron ayer de Balaídos, justo al inicio del encuentro entre el Celta y el Villarreal. Su pecado fue enarbolar durante la interpretación a capela del himno una vieja bufanda de Celtarras. Un empleado de seguridad consideró la enseña como un "acto de exaltación del terrorismo".
José, como tantos aficionados, canta "afouteza e corazón" elevando su bufanda de siempre al viento. Está en su asiento de Río Bajo mientras los equipos saltán al césped. Un guardia de seguridad le hace señas desde abajo para que se aproxime a él. José se niega. Es el vigilante privado el que se desplaza hasta su sitio y exige que le dé su bufanda. "Está prohibida", asegura el vigilante, que habla de "exaltación del terrorismo". La bufanda tiene el nombre de Celtarras, el escudo del club y una jarra de cerveza. Todo en blanco y distintos tonos de azul. En letras pequeñas, "sempre Celta" y "borrachos e orgullosos". Diseño antiguo. Es una bufanda de los años ochenta, de cuando José era un joven que acababa de enrolarse en el club, cuando aún se decía socio en vez de abonado.
José no entrega la prenda. Indica que no está cometiendo ningún delito. Asegura que solo se la dará a algún miembro de la Policía Nacional. Sí muestra su DNI sin ningún problema. El vigilante lo coge del brazo y el ambiente se encrespa. Otros espectadores intentan defender a José. El vigilante hace ademán de sacar la porra. Acuden otros empleados de seguridad. En la melé, otra persona de cierta edad se cae. Acuden policías y se llevan a José, también empleando maneras que éste critica. Cuando al fin puede explicar la situación, alguno de sus interlocutores admite que todo se ha interpretado mal. Pero retienen su carnet de abonado y lo expulsan del estadio. "Todo ha sido desproporcionado", resume José, que denuncia el clima instaurado en la sociedad, singularmente en el fútbol, que alienta "que una bufanda como esta pueda vincularse al terrorismo".
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