La violencia y las faltas de respeto por parte de los aficionados cada vez están menos toleradas en el fútbol. Si hace aproximadamente un mes un hooligan inglés recibía una condena ejemplar por agredir a un jugador, esta semana ha sido el turno de la justicia escocesa.
El afectado es Cameron Mack, un joven de 21 años al que se han impuesto 100 días de prisión y diez años sin poder acceder a un estadio de fútbol después de unos incidentes ocurridos el 8 de marzo en el partido entre Hibernian y Rangers de la liga escocesa.
Otra agresión
El aficionado, hooligan del Hibernian, saltó al campo poco antes de la media parte, con el marcador en 0-1 (acabó en empate 1-1). Una vez sobre el terreno de juego, se dirigió al capitán de los Rangers, James Tavernier, y le empujó cuando iba a realizar un saque de banda.
Las acciones, según la defensa de Mack, las realizó en un estado de embriaguez, y de hecho el joven asegura que apenas recuerda lo ocurrido. Sin embargo, el juez encargado del caso, Adrian Cottam, consideró que eso era un agravante en la situación, y decidió imponerle un castigo ejemplar. “Tenemos que considerar el momento del delito, cuando todos los ojos están en los problemas que hay en los campos de fútbol. El tribunal tiene que manifestar su reprobación por este comportamiento”, señaló el magistrado.
Problema recurrente en Escocia
La violencia entre aficionados es un problema que está a la orden del día en el fútbol escocés. Este mismo fin de semana, en el partido entre el Motherwell y el Rangers, James Tavernier recibió el golpe de un pastel de carne que le tiraron unos hinchas locales cuando iba a tirar un córner. Además, en el mismo partido el árbitro tuvo que sacar un mechero del campo.
Por otro lado, el partido entre el Heart of Midlothian y el Hibernian tuvo que retrasarse debido a la acumulación de humo después de que varios aficionados encendieran bengalas en el estadio Tynecastle. Y durante el partido, alguien tiró un coco al césped.
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