Este domingo sucedió en un partido de Liga de la Segunda división holandesa, pero la mancha de los brotes racistas se extiende peligrosamente por el fútbol europeo. A pesar de las campañas a favor del respeto y la igualdad llevadas a cabo por la FIFA, la UEFA y numerosas federaciones nacionales a lo largo de los últimos años, los episodios de intolerancia se suceden en las gradas de los estadios del viejo continente. La preocupación policial va en aumento y lo ocurrido ayer en Holanda ha vuelto a encender las alarmas porque el partido entre el Den Bosch y el Excelsior Rotterdam tuvo que ser detenido temporalmente en la primera parte debido a los insistentes cánticos racistas contra un futbolista visitante, Ahmad Mendes Moreira, un delantero holandés de ascendencia guineana.
El parón en el Den Bosch-Excelsior Rotterdam fue la continuación del vivido dos días antes en el duelo de clasificación para la Eurocopa 2020 entre las selecciones de Rumanía y Suecia, un encuentro que estuvo a punto de suspenderse definitivamente por parte del árbitro, el italiano Daniele Orsato, debido a los gritos racistas de parte del público local contra Alexander Isak, el delantero sueco de la Real Sociedad. Desde la megafonía del campo se pidió que cesaran las manifestaciones de racismo y el duelo terminó sin más incidentes.
La sucesión de actitudes racistas en las gradas está avergonzando a los responsables del fútbol europeo, que el pasado fin de semana también condenaron los insultos y cánticos racistas dirigidos contra el brasileño Taison durante el encuentro del campeonato ucraniano entre el Dinamo de Kiev y el Shakhtar Donetsk. El futbolista del Shakhtar acabó entonces expulsado porque pateó el balón hacia la zona de las gradas en la que se encontraban los aficionados del Dinamo desde la que se escucharon unos lamentables cánticos racistas que días antes también empañaron la imagen de este deporte en Italia.
Entonces el protagonista fue el mediático Mario Ballotelli, ahora en las filas del Brescia. El internacional estuvo a punto de abandonar el terreno de juego del Hellas Verona después de que un sector de la grada comenzara a gritarle insultos racistas. Su enfado fue tal que, después de lanzar un pelotazo hacia los ultras, amenazó con abandonar el campo.
Este domingo, Laurens Gerrets, árbitro del Den Bosch-Excelsior Rotterdam, también detuvo temporalmente el encuentro tras atronar los gritos racistas contra Ahmad Mendes Moreira. El juez mandó mandó a los futbolistas al túnel de vestuarios, pero el encuentro se reanudó finalmente porque el club visitante lo pidió expresamente, según explicó el propio Gerrets a la cadena holandesa «Fox Sports». Horas antes de ese partido ya se habían producido momentos de mucha tensión en Den Bosh porque hooligans del equipo local buscaron confrontarse contra un grupo de manifestantes que había convocado una protesta contra el racismo.
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