El titular del Juzgado de Instrucción 2 de Cartagena, Jacinto Aresté, se vio ayer en la complicada tesitura de abordar una rocambolesca historia que llegó a sus manos en forma de una denuncia de la Policía Local contra un hombre por un intento de homicidio al atropellar a otro y una denuncia de un familiar del acusado anterior contra la víctima del atropello por haberle agredido antes. Todo ocurrió en la celebración en la plaza de España de la victoria de España ante Rusia en las semifinales de la Eurocopa de fútbol.
La Verdad adelantó el suceso ayer, aunque los testimonios ofrecidos ayer por los implicados en el Palacio de Justicia difieren bastante de la versión policial. Al parecer, José Francisco C., vecino de Cartagena, estaba tirando petardos y tracas. Lanzó una bengala de colores y Pedro Santiago E., de 30 años, vecino de Torrevieja que había ido a Cartagena a celebrar el triunfo con a su novia y un amigo de esta última ciudad, le recriminó su acción porque la bengala le dio en un pómulo.
Se lo recriminó y le dio un puñetazo en la cara y, cuando José Francisco cayó al suelo, una patada en el oído izquierdo que le causó una perforación del tímpano y pérdida de audición. El cuñado de la víctima, Teodoro S. M, de 52 años, intentó ayudarle, pero según declaró en el juzgado también fue agredido por la misma persona y quienes le acompañaban.
Una bengala en Cartagena
Teodoro cogió un monovolumen Opel de su propiedad (que tenía aparcado en la calle Pintor Balaca), supuestamente para ir a recoger a su cuñado en el cruce de la Alameda de San Antón con Reina Victoria y Soldado Rosique y llevarlo al Hospital del Rosell.El problema es que invadió el bulevar de la Alameda (zona peatonal) y se llevó por delante a José Francisco, quien cayó sobre el capó del coche, que acabó empotrado contra un árbol. Los testigos quisieron linchar a Teodoro, a quien la Policía Local protegió.Los policías detuvieron al conductor, al considerar que quiso matar a José Francisco como venganza por la agresión derivada del lanzamiento del petardo. El acusado aseguró ayer que todo fue un accidente y una coincidencia: que, como la calle estaba cortada, giró a la izquierda por dirección prohibida y, «por los nervios del momento», pisó el acelerador en lugar del freno y el coche se le subió al bordillo; y que José Francisco cruzaba casualmente el paso de cebra.
El abogado de Teodoro, Pedro Madrid, argumentó que no hubo ánimo de matar porque nadie intenta eso poniendo en riesgo su propia vida; y que en el momento del «atropello fortuito» a poquísimos metros estaba la mujer del conductor y el cuñado, por lo que es cierto que fue a recogerlos.Pero José Francisco (imputado por un delito de lesiones) insiste en que le arrolló aposta. ¿Venganza o casualidad? El Ayuntamiento refuerza hoy el despliegue policial y pide sensatez a los aficionados si España gana a Alemania. O, visto lo visto, también si pierde.
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