Hace apenas una semana, unos 20.000 aficionados del Barça se desplazaron hasta Roma con la intención de vivir un sueño: ver ganar a su equipo la tercera Champions de su historia. Pero no todos pudieron lograr su objetivo. Esta es la historia de tres aficionados culés (Raúl Bernal, Manuel Bernal y Alberto Bernal), quienes vieron como su sueño se convertía en una auténtica pesadilla
"Soy Raúl Bernal García y me gustaría demostrar al mundo entero la injusticia que se realizó a unos seguidores que solamente iban a ver como su equipo podía conseguir su 3ª Copa de la Champions League y tercera copa del año", con estas palabras empieza este aficionado culé la misiva que nos ha hecho llegar hasta la redacción de nuestro periódico, en la que explica la verdadera historia de su detención.
En ella, Bernal relata como él, su padre y su primo, éstos dos últimos socios del Barça, fueron detenidos por las autoridades italianas en un control de seguridad realizado en el peaje de Civitaveccia, al serles incautados del vehículo con el que se dirigían a Roma "un palo de esquiador, un palo de un paraguas y una caña de pescar". "Dichos palos son utilizados por mis padres para caminar por la montaña", añade Bernal, quien comenta que, en el momento del registro, las autoridades italianas les aseguraron que tan sólo debían acudir a comisaría para poder formalizar la retirada de dichos instrumentos, considerados según las leyes italianas como armas.
La sorpresa para estos tres aficionados llega más tarde, cuando no sólo ven como sus expectativas de acudir a la final de la Champions se desvanecen, sino que son acusados por vía penal y recluidos en prisión.
"Según va transcurriendo el tiempo las posibilidades de ir a la final se van desvaneciendo. Nosotros estamos hablando y no comprendemos nada de la situación mantenida. Sentimos una impotencia absoluta ante la imposibilidad de poder hacer nada. Se les pide repetidamente que nos dejen llamar al Consulado Español, la cual se nos deniega", cuenta Bernal, quien reconoce que "se nos cayó a los pies nos pusimos a llorar, cuando nos informaron que en Italia este material está considerado como criminal, que se nos iba arrestar y llevar al calabozo, que no podíamos asistir a la final y que se nos tendría que juzgar al día siguiente".
"Una vez en prisión nos meten en una celda, y nos van llamando uno a uno. Nos llevan a una sala en la cual nos cachean y nos hacen desnudarnos. Nos registran todas nuestras pertenencias y nos hacen dejar todos nuestros enseres", prosigue en su carta este afionado culé, quien asegura que sufrió enormemente ante el delicado estado de salud de su padre, otro de los detenidos. Y es que según relata en su misiva, las condiciones de salubridad de la celda en la que estuvieron 48 horas recluidos no eran las adecuadas.
Finalmente, dos días después de la final, estos tres aficionados culés son llevados "esposados" y en un furgón ante el juez quien, tras tomarles declaración, declara su “libertad inmediata”.
Pero la pesadilla italiana todavía tenía reservada una última sorpresa a estos tres barceloneses. "Mi padre llevaba en el momento de ingresar en prisión unos 230€, pero por los nervios sólo declaró 130€. Los otros 100€, que llevaba en su cartera en un departamento con cremallera, no están al devolverle las autoridades carcelarias sus pertenencias", comenta indignado Bernal, quien acaba su carta mostrando su indignación ante la falta de ayuda recibida tanto por el consulado español en Italia, como por el F.C. Barcelona.
"Mi padre, que es socio del Barça desde hace 35 años al cual idolatra y defiende a muerte, ha visto como lo ha abandonado y no ha movido ni un dedo para poder liberarlo(...). ¿Qué hizo el Barça por liberar a mi padre? o ¿Qué hizo por Alberto Bernal? Socio del Barça aunque no abonado, que está pagando un carné y no tiene derecho ni a entrar en el campo, pero que el amor a unos colores paga el dinero orgulloso con el fin de ser socio. Yo realmente soy simpatizante y no socio, pero creemos que el club tendría que haber realizado alguna gestión más de la que realizó y mínimamente preguntar por nosotros. Luego decimos orgullosos que somos 'Més que un club', y que somos un club señor. Yo me siento orgulloso de ser aficionado del mejor club del mundo, pero en casos como este veo tristemente como los éxitos deportivos de esta temporada, que han sido históricos, no están en concordancia con el trato humanitario", concluye Bernal.
"Soy Raúl Bernal García y me gustaría demostrar al mundo entero la injusticia que se realizó a unos seguidores que solamente iban a ver como su equipo podía conseguir su 3ª Copa de la Champions League y tercera copa del año", con estas palabras empieza este aficionado culé la misiva que nos ha hecho llegar hasta la redacción de nuestro periódico, en la que explica la verdadera historia de su detención.
En ella, Bernal relata como él, su padre y su primo, éstos dos últimos socios del Barça, fueron detenidos por las autoridades italianas en un control de seguridad realizado en el peaje de Civitaveccia, al serles incautados del vehículo con el que se dirigían a Roma "un palo de esquiador, un palo de un paraguas y una caña de pescar". "Dichos palos son utilizados por mis padres para caminar por la montaña", añade Bernal, quien comenta que, en el momento del registro, las autoridades italianas les aseguraron que tan sólo debían acudir a comisaría para poder formalizar la retirada de dichos instrumentos, considerados según las leyes italianas como armas.
La sorpresa para estos tres aficionados llega más tarde, cuando no sólo ven como sus expectativas de acudir a la final de la Champions se desvanecen, sino que son acusados por vía penal y recluidos en prisión.
"Según va transcurriendo el tiempo las posibilidades de ir a la final se van desvaneciendo. Nosotros estamos hablando y no comprendemos nada de la situación mantenida. Sentimos una impotencia absoluta ante la imposibilidad de poder hacer nada. Se les pide repetidamente que nos dejen llamar al Consulado Español, la cual se nos deniega", cuenta Bernal, quien reconoce que "se nos cayó a los pies nos pusimos a llorar, cuando nos informaron que en Italia este material está considerado como criminal, que se nos iba arrestar y llevar al calabozo, que no podíamos asistir a la final y que se nos tendría que juzgar al día siguiente".
"Una vez en prisión nos meten en una celda, y nos van llamando uno a uno. Nos llevan a una sala en la cual nos cachean y nos hacen desnudarnos. Nos registran todas nuestras pertenencias y nos hacen dejar todos nuestros enseres", prosigue en su carta este afionado culé, quien asegura que sufrió enormemente ante el delicado estado de salud de su padre, otro de los detenidos. Y es que según relata en su misiva, las condiciones de salubridad de la celda en la que estuvieron 48 horas recluidos no eran las adecuadas.
Finalmente, dos días después de la final, estos tres aficionados culés son llevados "esposados" y en un furgón ante el juez quien, tras tomarles declaración, declara su “libertad inmediata”.
Pero la pesadilla italiana todavía tenía reservada una última sorpresa a estos tres barceloneses. "Mi padre llevaba en el momento de ingresar en prisión unos 230€, pero por los nervios sólo declaró 130€. Los otros 100€, que llevaba en su cartera en un departamento con cremallera, no están al devolverle las autoridades carcelarias sus pertenencias", comenta indignado Bernal, quien acaba su carta mostrando su indignación ante la falta de ayuda recibida tanto por el consulado español en Italia, como por el F.C. Barcelona.
"Mi padre, que es socio del Barça desde hace 35 años al cual idolatra y defiende a muerte, ha visto como lo ha abandonado y no ha movido ni un dedo para poder liberarlo(...). ¿Qué hizo el Barça por liberar a mi padre? o ¿Qué hizo por Alberto Bernal? Socio del Barça aunque no abonado, que está pagando un carné y no tiene derecho ni a entrar en el campo, pero que el amor a unos colores paga el dinero orgulloso con el fin de ser socio. Yo realmente soy simpatizante y no socio, pero creemos que el club tendría que haber realizado alguna gestión más de la que realizó y mínimamente preguntar por nosotros. Luego decimos orgullosos que somos 'Més que un club', y que somos un club señor. Yo me siento orgulloso de ser aficionado del mejor club del mundo, pero en casos como este veo tristemente como los éxitos deportivos de esta temporada, que han sido históricos, no están en concordancia con el trato humanitario", concluye Bernal.
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