La ciudad de Oviedo volvió ayer a estar con su equipo, sufrió con él y, sobre todo, celebró un ascenso a Segunda B que, como viene siendo habitual, estuvo cargado de sufrimiento y llegó en los lanzamientos de penalti.
Los aficionados que no pudieron viajar con el más de un millar de seguidores que sí estuvieron en Mallorca, inundaron, desde primera hora de la tarde, de azul las calles de Oviedo y, poco a poco, fueron acercándose a la losa de la Renfe, donde se dieron cita más de un millar de aficionados. El resto se repartieron por bares de toda la ciudad para seguir el partido.
Desde el inicio la tensión se palpaba en el ambiente y lo que sucedía en el Ono Estadi iba marcando el ánimo de los aficionados, que en la losa aguantaban una tarde de sol de justicia. El gol del Mallorca B hizo que algunos de ellos se trasladaran a bares cercanos, resguardados del sol y a la espera de una remontada que se veía complicada.
En el campo, los seguidores oviedistas, ubicados en una esquina del campo, se imponían a los aproximadamente 3.000 mallorquinistas que acudieron a animar a su filial.
La tarde, que se preveía de fiesta, se fue transformando en sufrimiento con el desarrollo del encuentro, ya que un segundo gol del Mallorca B pondría la eliminatoria muy cuesta arriba. Manos tapándose los ojos y bufandas mordidas daban la medida de los malos momentos de los azules.
Con la prórroga, la tensión se podía cortar. En ese momento los aficionados mostraron su enfado con la TPA, que comenzó a simultanear el encuentro del Oviedo con el Sporting-Recreativo. Después, en los penaltis, muchos de los aficionados no querían mirar a la pantalla y se agachaban, mientras los más valientes seguían los lanzamiento por la radio, que se adelantaba unos segundos a las imágenes de la televisión.
Con la parada de Aulestia al lanzamiento de Kevin comenzó la fiesta. En el campo los jugadores corrieron al fondo de los aficionados azules para celebrar con ellos el ascenso, mientras que los que siguieron el partido en la losa corrieron los pocos metros que les separaban de la plaza América.
Pocos minutos después de que Aulestia detuviera el penalti ya eran miles los aficionados que se acercaban a la 'Gabinona' para bañarse o celebrar con las bocinas de los coches el ascenso. Los seguidores siguieron llegando de otros puntos de la ciudad. La fiesta duró algo más de una hora en la plaza de América para trasladarse después al Oviedo Antiguo.
Buena parte de los aficionados que disfrutaron del partido en Mallorca tuvieron que abandonar el Ono Estadi a la carrera para tomar el chárter de vuelta a Asturias y los más afortunados siguieron la fiesta en la isla. El Oviedo tiene prevista su llegada al aeropuerto a las once de esta mañana y ofrecerá el ascenso a los aficionados en la plaza del Ayuntamiento. En principio, está previsto que la plantilla salga a las siete y cuarto del Carlos Tartiere hacia la casa consistorial, donde serán recibidos por el alcalde.
Los aficionados que no pudieron viajar con el más de un millar de seguidores que sí estuvieron en Mallorca, inundaron, desde primera hora de la tarde, de azul las calles de Oviedo y, poco a poco, fueron acercándose a la losa de la Renfe, donde se dieron cita más de un millar de aficionados. El resto se repartieron por bares de toda la ciudad para seguir el partido.
Desde el inicio la tensión se palpaba en el ambiente y lo que sucedía en el Ono Estadi iba marcando el ánimo de los aficionados, que en la losa aguantaban una tarde de sol de justicia. El gol del Mallorca B hizo que algunos de ellos se trasladaran a bares cercanos, resguardados del sol y a la espera de una remontada que se veía complicada.
En el campo, los seguidores oviedistas, ubicados en una esquina del campo, se imponían a los aproximadamente 3.000 mallorquinistas que acudieron a animar a su filial.
La tarde, que se preveía de fiesta, se fue transformando en sufrimiento con el desarrollo del encuentro, ya que un segundo gol del Mallorca B pondría la eliminatoria muy cuesta arriba. Manos tapándose los ojos y bufandas mordidas daban la medida de los malos momentos de los azules.
Con la prórroga, la tensión se podía cortar. En ese momento los aficionados mostraron su enfado con la TPA, que comenzó a simultanear el encuentro del Oviedo con el Sporting-Recreativo. Después, en los penaltis, muchos de los aficionados no querían mirar a la pantalla y se agachaban, mientras los más valientes seguían los lanzamiento por la radio, que se adelantaba unos segundos a las imágenes de la televisión.
Con la parada de Aulestia al lanzamiento de Kevin comenzó la fiesta. En el campo los jugadores corrieron al fondo de los aficionados azules para celebrar con ellos el ascenso, mientras que los que siguieron el partido en la losa corrieron los pocos metros que les separaban de la plaza América.
Pocos minutos después de que Aulestia detuviera el penalti ya eran miles los aficionados que se acercaban a la 'Gabinona' para bañarse o celebrar con las bocinas de los coches el ascenso. Los seguidores siguieron llegando de otros puntos de la ciudad. La fiesta duró algo más de una hora en la plaza de América para trasladarse después al Oviedo Antiguo.
Buena parte de los aficionados que disfrutaron del partido en Mallorca tuvieron que abandonar el Ono Estadi a la carrera para tomar el chárter de vuelta a Asturias y los más afortunados siguieron la fiesta en la isla. El Oviedo tiene prevista su llegada al aeropuerto a las once de esta mañana y ofrecerá el ascenso a los aficionados en la plaza del Ayuntamiento. En principio, está previsto que la plantilla salga a las siete y cuarto del Carlos Tartiere hacia la casa consistorial, donde serán recibidos por el alcalde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario