Mauricio Macri quiere acabar con las Barras Bravas del fútbol argentino. Para que estas organizaciones dejen de infundir el pánico en los estadios, el presidente de Argentina está llevando a cabo diferentes acciones.
Se trata de un temor que Macri conoce bien, ya que fue presidente de Boca Juniors más de 10 años y tuvo que lidiar con La Doce, la barra brava del club xeneize.
Para acabar con él, Macri ha salvado a la Asociación de Fútbol Argentina (AFA) de la bancarrota. Sin un organismo regulador, las barras bravas tendrían aún más poder en el seno del fútbol.
Paralelamente, Macri ha implantado este fin de semana el programa "Tribuna Segura". Esta medida consiste en un aumento del número de agentes policiales en las puertas de los estadios. Todo aquel que quiera acceder a los recintos deportivos tendrá que enseñar la entrada y el DNI a un policía.
Cada DNI es escaneado mediante un teléfono móvil conectado a una base de datos del estado. Si un individuo tiene antecedentes policiales, no se le deja entrar y después los agentes comprueban si tienen relación con las barras.
Pero, ¿cómo se sostienen las barras?
Es cierto que la venta de armas y droga son una gran fuente de financiación, pero no es la única. El control de los chiringuitos de refrescos y comida, la reventa de entradas y control de los accesos a los estadios, la comercialización de indumentaria oficial, el cobro de dinero por exhibir banderas con motivos políticos y la explotación de los aparcamientos en los alrededores de la cancha son igual de importantes.
Incluso sacan dinero por la movilización y "seguridad" de dirigentes políticos, que acaban tragando ante la extorsión de las barras.
Salta a la vista que el mercado negro de las barras ha multiplicado los episodios de violencia vinculados al fútbol. Según los datos facilitados por la ONG Salvemos al Fútbol, integrada por familiares de víctimas de la violencia en el fútbol, ya han muerto más de 300 hinchas en los estadios argentinos.
Semejante violencia ha provocado que desde 2013 solo puedan ir al campo aficionados del equipo local, la única manera que ha encontrado la AFA de evitar las batallas campales entre las barras bravas. Se trata de una restricción que se impuso después de la muerte de un aficionado del Lanús, Javier Gerez, por un balazo de goma disparado por la policía.
Ahora Macri ha impuesto un nuevo sistema de seguridad, aunque no parece todo lo efectivo que debería. Al jefe de La Doce, Rafael Di Zeo, se le vio entrando a La Bombonera enseñando el DNI a pesar de ser acusado de intentar matar a aficionados rivales. Lo mismo ocurre con Pablo Álvarez, jefe de la barra brava de Independiente, que se le vio charlando con autoridades policiales antes de entrar al estadio sin enseñar ninguna documentación.
Asimismo, el rescate financiero a la AFA por parte de Macri también choca con las sospechas de que Macri se quedase con fondos de Boca Juniors antes de abandonar el club en 2007. Macri fundó la empresa Boca Crece S.A, ligada al Grupo Clarín (la plataforma de comunicación más grande de Argentina) con el objetivo de explotar todo lo relacionado con el merchandising, emisión de partidos y eventos, amistosos, etc., haciendo que los ingresos generados por el club acabaran en manos de empresas gestionadas por el propio Macri.
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