El fútbol se vive con pasión, y esa pasión es la que lleva a los aficionados, hinchas y forofos, a seguir a sus equipos allá donde juegan, sobre todo cuando la ocasión lo merece. ¿Y si esa pasión se viera frustrada por causas ajenas se podría considerar como un daño moral?
Eso es lo que le reclaman 47 seguidores del Celta de Vigo a las aerolíneas TAP y Ryanair, con las que tenían contratados sendos vuelos en la víspera del partido de vuelta de las semifinales de la Liga Europa contra el Manchester United en el mítico Old Trafford el 11 de mayo de 2017.
Un día antes, el aeropuerto de Lisboa, desde el que iban a volar estos pasajeros hacia Manchester, vivió una jornada caótica con decenas de vuelos afectados por un problema en el sistema de suministro de combustible, en medio de la visita del Papa Francisco a Fátima.
Entre los vuelos cancelados figuran los de la TAP y Ryanair a Manchester, con 60 pasajeros celestes repartidos entre ambos, que se pusieron de acuerdo para contratar un autobús, con la mediación del Celta, para ir hasta Faro, y desde allí tomar un avión hasta la ciudad inglesa con el tiempo justo para ver el partido.
Estos aficionados alegan que se perdieron todos los prolegómenos de aquella histórica cita y no pudieron disfrutar como querían, por el cansancio acumulado, del partido, que acabó con un marcador de 1-1 que supuso la eliminación de los gallegos por el 0-1 de la ida.
El juzgado de lo Mercantil de Vigo ha acogido hoy sendos juicios en los que los seguidores del Celta piden una indemnización por daños morales, además de una noche de hotel que tenían contratada y que no disfrutaron, más allá de los 400 euros estipulados como indemnización por las cancelaciones de vuelos de hasta 3.500 kilómetros.
En el caso de los afectados de Ryanair, la compañía asume dicha compensación, no así la TAP, cuyo abogado ha alegado hoy en el juicio que no tiene responsabilidad, por cuanto concurrió “una causa de fuerza mayor”, en alusión al problema de suministro de combustible en el aeropuerto de Lisboa.
También ha esgrimido que la compañía actuó “de buena fe” cuando ofreció a los aficionados del Celta vuelos alternativos tres días después de haberse celebrado el partido, y que en sus manos no está poder modificar el calendario de la UEFA.
El abogado de los demandantes ha contrapuesto que este viaje no era como “ir a las Seychelles, que siguen ahí” si se pospone la visita un par de días, sino que se trataba de una cita “histórica, inolvidable”, y puede que “irrepetible” para el Celta, ha añadido.
En la misma línea, varios afectados que han declarado como testigos han coincidido en que el de Old Trafford puede haber sido “el partido más importante de la historia del Celta”.
”Un partido no es llegar, ver y marcharte”, ha apuntado otro aficionado que llegó con el tiempo justo y no pudo disfrutar del ambiente previo en las calles de Manchester, repletas de seguidores del Celta, algunos procedentes de otras comunidades y de diferentes ciudades europeas.
Los tres testigos del juicio contra la TAP -del grupo de los que iban a volar con Ryanair- han indicado que la aerolínea dejó “tirados” a sus colegas, pues les dieron “largas” hasta que el aeropuerto de Lisboa acabó cerrando, y no les ofrecieron alternativas de traslado y alojamiento, ni manutención.
Han descrito la “angustia” y la “incertidumbre” que sufrieron en el autobús de camino a Faro, en cuyo aeropuerto durmieron, por no saber si llegarían a tiempo para el partido. Uno de ellos ha relatado que incluso pasaron “miedo” porque el conductor del autobús estaba agotado tras una larga jornada laboral por la visita del Papa a Portugal y que tuvieron que parar para que descansara. Su abogado ha considerado probada la concurrencia del daño moral por las “penurias, incomodidades, estrés e incertidumbre” que sus clientes tuvieron que soportar.
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