Maxi Mazzaro, uno de los cabecillas de los ultras de Boca Juniors, afirmó hoy, a su llegada a Buenos Aires tras haber sido deportado a Argentina este jueves por las autoridades españolas, que su intención no era ir al Santiago Bernabéu para presenciar la final de la Copa Libertadores entre su equipo y el River Plate.
«No iba a la cancha. Iba de vacaciones a pasar la Navidad a Barcelona con mi familia», señaló a los medios Mazzaro, quien recalcó que hace cinco años que no va al estadio a ver a su equipo.
Consultado por si esta decisión de no dejarle entrar a Madrid es una cuestión política, el aficionado rió. «Esto es contra mí y contra mi familia», sentenció, y agregó que el presidente de Boca, Daniel Angelici, le tiene «de hijo hace rato».
El Cuerpo Nacional de Policía de España detectó a Mazzaro dentro del dispositivo puesto en marcha para garantizar la seguridad del partido de vuelta de la Copa Libertadores que se celebrará el próximo domingo en Madrid.
Identificado el miércoles por la noche, se procedió a devolverlo a su país, ya que está considerado, según la Policía, como uno de los «barra brava (ultras) más significativos y peligrosos» y cuenta además con una larga lista de antecedentes penales.
Mazzaro es registrado como un integrante violento de la facción disidente de La 12, la barra brava de Boca.
En 2013, tras seis meses prófugo, fue procesado y acusado como supuesto partícipe necesario del homicidio de Ernesto Cirino, en el barrio de Liniers el 29 de agosto de 2011.
Mazzaro estuvo un año y medio preso hasta que en 2014 fue absuelto junto a Mauro Martín, uno de los dos jefes actuales de la barra brava de Boca.
El dispositivo policial previsto para el partido, que se celebrará a las 20.30 horas (19.30 GMT) entre River Plate y Boca Juniors en el Santiago Bernabéu, comprende la división de un tramo del Paseo de la Castellana, en el eje sur-norte de la ciudad, en dos zonas para separar a los hinchas de ambos equipos.
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