Más allá de su gol, Moise Kean fue el gran protagonista del Cagliari-Juventus. El delantero desafió a los ultras rivales por sus silbidos y gritos racistas. Tras anotar el 0-2 definitivo, Kean respondió a las provocaciones en la celebración de su gol. Lo hizo haciendo la estatua y extendiendo sus brazos. Un gesto que desató la ira de los más radicales, que incluso le tiraron un vaso que no llegó a golpearle.
Allegri denunció el comportamiento racista de algunos aficionados: "Como es habitual, hay algunos imbéciles pero también personas normales. Los no civilizados deben identificarse con las cámaras y no deben entrar más". No obstante, el técnico , también censuró lo que entiende son celebraciones excesivas de Kean: "Debe evitar un poco de júbilo y un gesto demasiado pequeño. Debemos tener respeto por el oponente".
Esa celebración tampoco gustó a Bonucci: "Kean sabe que cuando se marca un gol, debe pensar en animar al equipo y eso es todo, abrazarnos a todos". El central soprendió yendo más allá hablando de una responsabilidad compartida en la situación: "Hubo un 'buu' racista después de que Kean se regocijara. Y Matuidi se enojó, pero creo que la culpa es repartida al 50%".
Sin embargo, no es la primera vez que los ultras del Cagliari están en el punto de mira por sus comportamientos racistas. En enero de 2018, Blaise Matuidi vivió un episodio similar en el mismo estadio. Por ello, el francés -que después del partido publicó dos imágenes en Instagram con su compañero con el texto "BIANCO + NERI #NoToRacism" - estaba visiblemente molesto, pidiéndole al árbitro que interviniera.
Pese a todo ello, en el Cagliari niegan la mayor. Su presidente, Tommaso Giulini, incluso asegura que no es un episodio racista: "Si hubiera marcado Bernardeschi, habría sucedido lo mismo. Nada había pasado hasta el gol. No exploten la cosa. Kean estaba equivocado y los jugadores de la Juve también me lo dijeron. El Cagliari rechaza las acusaciones de racismo".
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