Burgo de Osma, sábado 14 de diciembre. SC Oxama contra Unami CP, en juego el liderato de la regional de aficionados (Preferente) y los segovianos perdiendo 1-0 en un partido bronco, cargado de malas mañas por parte de los locales (pisadas en la mano, recados, insultos, amenazas) y un árbitro casero que dejaba hacer. Pero lo peor está en la grada, continuos insultos con especial énfasis racista a la hora de meterse con dos jugadores segovianos de origen marroquí (Hamza e Ibra). Allá por el minuto 77, en un fuera de banda alguien del público se queda con el balón, el jugador segoviano le requiere la pelota y tras unos instantes de “vacile” el espectador le larga un pelotazo en toda la cara. Empieza entonces una tangana entre jugadores segovianos y aficionados sorianos que se salda con tres expulsados del Unami (otro cuarto tampoco acabaría el partido), dos por doble amonestación y uno por roja directa, y el mal rollo en la grada no deja de crecer. Por parte del Uxama, un expulsado al filo del final, cuando ya el equipo local ganaba por 2-0.
“Los chavales nos dijeron que en la vida habían visto algo así… Nos dijeron cantidad de barbaridades dentro y fuera del campo, continuas provocaciones, pisotones y patadas y de remate la agresión y los insultos racistas de los aficionados de allí. Nuestro delegado tuvo que llamar a la Guardia Civil para protegerle de la afición soriana”, explican fuentes del club segoviano, que han denunciado los hechos ante la Federación de Fútbol y también denostado la actitud del equipo soriano en un comunicado de prensa.
“Estaba claro, el liderato en juego y en la grada se oía que este partido se gana sí o sí”, explican. El ambiente fue intimidatorio desde el primer minuto hasta el punto que la pareja de guardias civiles se quedó a proteger a una pareja de aficionados del Unami, padres de jugadores. “Les dijeron que con ellos sí se hacían pero con los otros [los locales] no”.
En el trasfondo, un partido clave para el liderato del grupo. De ganar el Unami se hubiera puesto en solitario a seis puntos del segundo. Los locales convirtieron el encuentro en una especie de batalla campal calentando innecesariamente el encuentro y cayendo en la agresión y el insulto xenófobo. Perdió el fútbol.
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