Y el caso es que la afición del Sporting está dividida a la hora de elegir el sitio donde certificar el ascenso. ¿Es mejor dejarlo resuelto este fin de semana en Castellón? ¿O lo bueno es lograr el billete para Primera ante los suyos en un El Molinón a rebosar? Hay teorías para todos los gustos, pero lo cierto es que el sportinguismo ya se relame. Han sido diez temporadas de peregrinación. Una condena, un cúmulo de días sin gloria.
Pero esto es fútbol y las matemáticas, que son exactas y en este caso también favorables, dicen que el conjunto rojiblanco podría tener que esperar un poco más para dar su pelea por finalizada, para cortar la cinta. Pero no es esa la única incógnita que pesaba sobre el club y sobre los aficionados, aunque, al contrario que esa, el resto sí quedaron despejadas.
Por ejemplo, que la expedición sportinguista viajará definitivamente en un vuelo privado y no en un vuelo regular ni el chárter fletado por el RACC junto a los periodistas y un centenar de seguidores. Y que el Castellón, de inicio, sólo tiene previsto enviar 576 entradas a Gijón, aunque se negocia a marchas forzadas un nuevo paquete, de unas 1.500 localidades, para atender las demandas de las peñas y aficionados particulares que tienen programado su viaje.
Nadie podrá reprochar a Manuel Preciado que no sea un tipo cauto, al que pocas cosas hacen que pierdan su calma. El Sporting está sólo a un paso de sentenciar el ascenso, la directiva y el Ayuntamiento de Gijón ya tienen perfilado cómo serían los posibles festejos, pero su entrenador insiste en aislar a su equipo de la euforia. No quiere caer en la trampa, entiende que haya planificación, pero no dirá nada hasta que el sueño esté perfilado.
No es casualidad que el máximo responsable técnico del conjunto rojiblanco quisiera ayer compartir ese mensaje con sus futbolistas. Ni tampoco que se mostrara más contundente de lo habitual. Preciado ve a los suyos demasiado revolucionados y de ahí que insistiera en que la actitud debe ser la misma mostrada durante el resto del campeonato. Se lo dijo claro. Lo hizo en el vestuario al inicio de la sesión matinal en Mareo y lo volverá a hacer durante la semana: hay que ganar en Castellón.
Múltiples opciones
Pero esto es fútbol y las matemáticas, que son exactas y en este caso también favorables, dicen que el conjunto rojiblanco podría tener que esperar un poco más para dar su pelea por finalizada, para cortar la cinta. Pero no es esa la única incógnita que pesaba sobre el club y sobre los aficionados, aunque, al contrario que esa, el resto sí quedaron despejadas.
Por ejemplo, que la expedición sportinguista viajará definitivamente en un vuelo privado y no en un vuelo regular ni el chárter fletado por el RACC junto a los periodistas y un centenar de seguidores. Y que el Castellón, de inicio, sólo tiene previsto enviar 576 entradas a Gijón, aunque se negocia a marchas forzadas un nuevo paquete, de unas 1.500 localidades, para atender las demandas de las peñas y aficionados particulares que tienen programado su viaje.
Nadie podrá reprochar a Manuel Preciado que no sea un tipo cauto, al que pocas cosas hacen que pierdan su calma. El Sporting está sólo a un paso de sentenciar el ascenso, la directiva y el Ayuntamiento de Gijón ya tienen perfilado cómo serían los posibles festejos, pero su entrenador insiste en aislar a su equipo de la euforia. No quiere caer en la trampa, entiende que haya planificación, pero no dirá nada hasta que el sueño esté perfilado.
No es casualidad que el máximo responsable técnico del conjunto rojiblanco quisiera ayer compartir ese mensaje con sus futbolistas. Ni tampoco que se mostrara más contundente de lo habitual. Preciado ve a los suyos demasiado revolucionados y de ahí que insistiera en que la actitud debe ser la misma mostrada durante el resto del campeonato. Se lo dijo claro. Lo hizo en el vestuario al inicio de la sesión matinal en Mareo y lo volverá a hacer durante la semana: hay que ganar en Castellón.
Múltiples opciones
Sus futbolistas le hacen el caso que pueden, pero no hay que tirarles mucho de la lengua para sacarles en privado poco menos que un brindis y el alirón. No lo pueden evitar, y parece lógico. Al fin y al cabo, ni siquiera necesitarían obligatoriamente ganar el próximo domingo al Castellón. La escuadra de Preciado tiene varias combinaciones válidas para certificar el ascenso esta semana. Que gane y el Málaga pierda o la Real empate o pierda; o que los rojiblancos firmen tablas en Castalia y el conjunto donostiarra caiga en su visita a Mendizorroza.
Mientras el entrenador cántabro intenta rebajar una vez más el clima de euforia que se respira desde hace varias semanas en el entorno rojiblanco, varias decenas de aficionados se agolpaban junto a las vallas del campo número 2 de Mareo para apoyar a los suyos. A unos metros de allí, en el piso superior de las oficinas de Mareo, dos asuntos marcaron la mañana. El viaje que ahora mismo tiene el equipo rojiblanco en el horizonte más próximo ha provocado más de un quebradero de cabeza a sus máximos responsables. Que si vuelo chárter, que si línea regular de forma independiente, que si regreso en autocar si no se consuma el ascenso, que si pernoctación en Castellón el domingo en caso de éxito y vuelta el lunes...
Finalmente, la expedición rojiblanca, que posiblemente sea la más amplia de la temporada -se baraja que viaje al completo, incluidos los no convocados y los lesionados- hará el traslado, tanta la ida, el sábado, como la vuelta, el domingo, en un vuelo privado, con una aeronave con una capacidad de unas 44 plazas.
La imposibilidad de encontrar plazas libres para viajar el sábado en línea regular, vía Madrid, llevó a las dos de la tarde a retomar la opción del vuelo que fleta el Real Automóvil Club de Catalunya (RACC), opción que inicialmente había sido descartada. Pero, mediada la tarde, el club rojiblanco se decantó finalmente por un vuelo privado e independiente, sin periodistas ni aficionados.
El otro tema 'caliente' durante la mañana fue el de las entradas para el duelo de Castalia. Más aún tras recibir la comunicación del club de su intención de enviar a Gijón sólo 576 localidades. Un número que no cubre, ni de lejos, las necesidades rojiblancas para una cita que se antoja decisiva para el futuro del equipo sportinguista.
Llamadas cruzadas
Las llamadas se cruzaron durante toda la jornada. Mientras desde Gijón se aludía a las numerosas peñas, al margen del chárter, que han anunciado su presencia en Castalia, la respuesta castellonense fue siempre la misma: no hay más disponibilidad. La capacidad de Castalia es de 15.000 localidades y sólo el número de abonados, según fuentes del club, supera los 11.000. No señalan, sin embargo, que la afluencia media no alcanza los 10.000 aficionados.
El problema es que la zona habilitada para la afición visitante -en la tribuna de preferencia, próxima a uno de los córners- es reducida, aunque el Sporting retomó los contactos y confía en lograr un nuevo paquete, mayor que el anterior. Unas y otras se espera que estén a la venta mañana en las taquillas del club.
Mientras el entrenador cántabro intenta rebajar una vez más el clima de euforia que se respira desde hace varias semanas en el entorno rojiblanco, varias decenas de aficionados se agolpaban junto a las vallas del campo número 2 de Mareo para apoyar a los suyos. A unos metros de allí, en el piso superior de las oficinas de Mareo, dos asuntos marcaron la mañana. El viaje que ahora mismo tiene el equipo rojiblanco en el horizonte más próximo ha provocado más de un quebradero de cabeza a sus máximos responsables. Que si vuelo chárter, que si línea regular de forma independiente, que si regreso en autocar si no se consuma el ascenso, que si pernoctación en Castellón el domingo en caso de éxito y vuelta el lunes...
Finalmente, la expedición rojiblanca, que posiblemente sea la más amplia de la temporada -se baraja que viaje al completo, incluidos los no convocados y los lesionados- hará el traslado, tanta la ida, el sábado, como la vuelta, el domingo, en un vuelo privado, con una aeronave con una capacidad de unas 44 plazas.
La imposibilidad de encontrar plazas libres para viajar el sábado en línea regular, vía Madrid, llevó a las dos de la tarde a retomar la opción del vuelo que fleta el Real Automóvil Club de Catalunya (RACC), opción que inicialmente había sido descartada. Pero, mediada la tarde, el club rojiblanco se decantó finalmente por un vuelo privado e independiente, sin periodistas ni aficionados.
El otro tema 'caliente' durante la mañana fue el de las entradas para el duelo de Castalia. Más aún tras recibir la comunicación del club de su intención de enviar a Gijón sólo 576 localidades. Un número que no cubre, ni de lejos, las necesidades rojiblancas para una cita que se antoja decisiva para el futuro del equipo sportinguista.
Llamadas cruzadas
Las llamadas se cruzaron durante toda la jornada. Mientras desde Gijón se aludía a las numerosas peñas, al margen del chárter, que han anunciado su presencia en Castalia, la respuesta castellonense fue siempre la misma: no hay más disponibilidad. La capacidad de Castalia es de 15.000 localidades y sólo el número de abonados, según fuentes del club, supera los 11.000. No señalan, sin embargo, que la afluencia media no alcanza los 10.000 aficionados.
El problema es que la zona habilitada para la afición visitante -en la tribuna de preferencia, próxima a uno de los córners- es reducida, aunque el Sporting retomó los contactos y confía en lograr un nuevo paquete, mayor que el anterior. Unas y otras se espera que estén a la venta mañana en las taquillas del club.
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