Después de casi una semana por tierras austriacas, se hacía necesario poder dialogar unos minutos con aficionados de a pié en nuestro querido idioma castellano. Con emoción y muchísimas ganas de fiesta, la hinchada española ha asaltado por la puerta grande y como todo buen torero (nos quejamos de esta etiqueta pero nunca falta en los disfraces de un español de pura cepa), las calles de Innsbruck.
Mañana España hace su debut en la Eurocopa y realmente la ciudad ha tomado un color rojo permanente que, casualidad o no, nos ha brindado el primer día con ciertas horas de sol. No hacía falta indagar demasiado para encontrar decenas de furgonetas con imágenes del folclore español, y el Tivoli Stadion se ha convertido en la clave social para poder entremezclar historias, las que han llevado a cada uno a animar a los de Luis Aragonés con peligro de no recibir nada a cambio. Esto es como la fe cristiana pero con un ‘Sabio’ como sacerdote.
Las Fan Zone de la ciudad (donde han habilitado pantallas gigantes y barras para bebidas), se han quedado pequeñas para la masa que mueve nuestra selección que, doy fe de ello, es la más ruidosa, esperpéntica y derrochadora (me han cobrado 5,30 € sólo por una coca cola) de cuantas cohabitan en una ciudad que respira fútbol en cada rincón. En las calles más céntricas, cada pub, restaurante o terraza con una plaza comparsa, disfruta de su particular ‘agosto’ pues las grandes opciones que hay para disfrutar el torneo, son el mejor aval para el éxito de la caja. Inmejorable la organización.
Zona de pubs, de discotecas, de simples negocios particulares que, con televisiones por doquier, dan fuerza a una pasión que va en aumento con el paso de las horas. Tan entusiasmados están los hinchas de la ‘Roja’ que puedo prometer que unos 1.000 corearon el nombre de Iker por todo lo alto con sólo ver una imagen suya mientras se escuchaba de fondo el mítico “Ponte en pié” de Mago de Oz. Quien me iba a decir a mí que esta canción me perseguiría incluso en Austria y, desde luego, que iba a generar la locura del entregado pueblo austriaco (hay que ver cómo se pierden las formas con un español cerca).
En lo que se refiere a lo profesional, el día dio para muy poco porque excepto un ligero entrenamiento en la sede del partido, los internacionales ya están concentrados al máximo para su debut. La prensa se cobijó en torno a ellos y, a la noche, nos reunimos en el congreso de Innsbruck para disfrutar de una gran cena celebrada por la Federación y el diario Marca. Se dejaron ver por allí Ángel María Villar, Morera (presidente del Valencia) o Daniel Sánchez Llibre (presidente del Espanyol), todo en un ambiente de gala que presagiaba que, en sólo unas horas, la tensión se descargará como cada dos años en torno a una ilusión, la de todo el pueblo español.
Con mucho sueño y tras haber conducido varias horas (es lo que tiene ‘pecar’ de precavido con los precios y alquilar un hotel a 70 kilómetros del epicentro de la Selección), todos tenemos ya el cosquilleo de ver a España en el césped. Toca animar, dejarse llevar por la alegría e intentar ser optimistas, porque toda la prensa aquí presente es consciente de que hay opciones para algo muy grande. Mañana a esta hora os cuento como de grande…
Mañana España hace su debut en la Eurocopa y realmente la ciudad ha tomado un color rojo permanente que, casualidad o no, nos ha brindado el primer día con ciertas horas de sol. No hacía falta indagar demasiado para encontrar decenas de furgonetas con imágenes del folclore español, y el Tivoli Stadion se ha convertido en la clave social para poder entremezclar historias, las que han llevado a cada uno a animar a los de Luis Aragonés con peligro de no recibir nada a cambio. Esto es como la fe cristiana pero con un ‘Sabio’ como sacerdote.
Las Fan Zone de la ciudad (donde han habilitado pantallas gigantes y barras para bebidas), se han quedado pequeñas para la masa que mueve nuestra selección que, doy fe de ello, es la más ruidosa, esperpéntica y derrochadora (me han cobrado 5,30 € sólo por una coca cola) de cuantas cohabitan en una ciudad que respira fútbol en cada rincón. En las calles más céntricas, cada pub, restaurante o terraza con una plaza comparsa, disfruta de su particular ‘agosto’ pues las grandes opciones que hay para disfrutar el torneo, son el mejor aval para el éxito de la caja. Inmejorable la organización.
Zona de pubs, de discotecas, de simples negocios particulares que, con televisiones por doquier, dan fuerza a una pasión que va en aumento con el paso de las horas. Tan entusiasmados están los hinchas de la ‘Roja’ que puedo prometer que unos 1.000 corearon el nombre de Iker por todo lo alto con sólo ver una imagen suya mientras se escuchaba de fondo el mítico “Ponte en pié” de Mago de Oz. Quien me iba a decir a mí que esta canción me perseguiría incluso en Austria y, desde luego, que iba a generar la locura del entregado pueblo austriaco (hay que ver cómo se pierden las formas con un español cerca).
En lo que se refiere a lo profesional, el día dio para muy poco porque excepto un ligero entrenamiento en la sede del partido, los internacionales ya están concentrados al máximo para su debut. La prensa se cobijó en torno a ellos y, a la noche, nos reunimos en el congreso de Innsbruck para disfrutar de una gran cena celebrada por la Federación y el diario Marca. Se dejaron ver por allí Ángel María Villar, Morera (presidente del Valencia) o Daniel Sánchez Llibre (presidente del Espanyol), todo en un ambiente de gala que presagiaba que, en sólo unas horas, la tensión se descargará como cada dos años en torno a una ilusión, la de todo el pueblo español.
Con mucho sueño y tras haber conducido varias horas (es lo que tiene ‘pecar’ de precavido con los precios y alquilar un hotel a 70 kilómetros del epicentro de la Selección), todos tenemos ya el cosquilleo de ver a España en el césped. Toca animar, dejarse llevar por la alegría e intentar ser optimistas, porque toda la prensa aquí presente es consciente de que hay opciones para algo muy grande. Mañana a esta hora os cuento como de grande…
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