Al menos 31 personas han muerto y más de 300 han resultado heridas en los violentos enfrentamientos este sábado entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en torno a la prisión de Port Said, según han informado fuentes médicas. El director del departamento de hospitales de Port Said, Abderrahman Farah, ha explicado que la mayor parte de los fallecidos perdieron la vida por disparos y algunos por hemorragias internas. Entre los fallecidos hay al menos dos policías. "Hay muchos más gravemente heridos (...), lo que significa que la cifra de muertos podría aumentar en las próximas horas", ha explicado Farah, en declaraciones a 'Al Ahram'.
Farah ha agregado que todas las víctimas mortales se produjeron en los choques entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes en los alrededores de la cárcel. El ejército egipcio ha enviado tropas a esa ciudad para devolver la tranquilidad y la estabilidad a esa ciudad, señaló el general del Estado Mayor Ahmed Wasfi a la agencia oficial Mena, y agregó que los soldados también tienen la misión de proteger las instalaciones públicas. Se trata de la segunda ciudad donde se despliegan en las últimas horas unidades de las Fuerzas Armadas, tras la llegada esta mañana de tropas a la cercana localidad de Suez.
Los enfrentamientos en Port Said se han desatado nada más conocerse la decisión de un tribunal penal de recomendar la pena de muerte para 21 implicados en la masacre en el estadio de esa ciudad entre aficionados de clubes rivales hace ahora casi un año, en la que murieron 74 personas.
Tras el fallo, familiares de los condenados y seguidores radicales del equipo local, Al Masry, trataron de irrumpir en la prisión, y se enfrentaron con armas de fuego y cócteles molotov a las fuerzas de Seguridad. En un comunicado, el Ministerio del Interior egipcio ha informado de que dos oficiales de la Seguridad Central -encargada de proteger las instalaciones públicas- murieron por disparos en ese suceso. Según Interior, en las refriegas se han utilizado armas automáticas y hasta armamento pesado, si bien no ha ofrecido detalles al respecto.
La masacre
La masacre de Port Said ocurrió en febrero de 2012. Además de los 74 muertos hubo más de 1.000 heridos durante un violentísimo enfrentamiento entre ultras, con un marcado componente político, en el contexto del período de transición guiado por el Ejército egipcio tras el derrocamiento de Hosni Mubarak.
El juicio involucra a un total de 73 personas implicadas en los incidentes que comenzaron durante el partido que enfrentó al Al Masry y el Al Adly. A pesar de que inicialmente se sospechó de un enfrentamiento puramente limitado a ambas aficiones, varios grupos de oposición acusaron a las pocas horas al entonces principal órgano ejecutivo del país, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), de instigar los acontecimientos. Entre los críticos del Ejército se encontraban los Hermanos Musulmanes, la base del partido del presidente Mohamed Mursi quienes en su momento culparon a "una mano invisible", en referencia al jefe del CSFA, el mariscal Mohamed Tantawi, de los enfrentamientos en el estadio.
Diez días después de la tragedia, los investigadores concluyeron que los actos fueron planeados por anticipado por grupos ultras con la posible colaboración de simpatizantes del antiguo régimen del ex presidente Hosni Mubarak, y se agravaron con la complicidad de los responsables del estadio y de las negligentes fuerzas policiales egipcias.
Responsabilidades
Los resultados del informe de la comisión de investigación parlamentaria repartió responsabilidades entre la Asociación de Fútbol Egipcia, por ignorar la peligrosidad del evento, los responsables del estadio, y la seguridad de Port Said, que actuó de manera "negligente" e indicó que las fuerzas de seguridad no respondieron a los ataques de los ultras, habida cuenta del escaso número de agentes heridos (una decena entre los centenares de víctimas). Según fuentes cercanas a la redacción del documento, la violencia podría haber sido planeada por anticipado por una mezcla de ultras de uno de los dos equipos en colaboración con "delincuentes", aunque el documento pide que no se culpe únicamente a los violentos.
Así, el informe ratifica los vídeos de seguridad en los que se aprecia cómo la Policía permanece impasible ante los enfrentamientos, y acusa a los responsables del estadio de cerrar las salidas, subir el volumen de los altavoces para "tapar la masacre" y apagar las luces del estadio, según informa el diario 'Al Masry al Youm'. El panel de investigación también recomendó indagar la posible presencia de seguidores del derrocado presidente Hosni Mubarak como instigadores de la tragedia, así como el comportamiento de los ultras de ambos equipos, muchos de los cuales tuvieron un papel prominente en las revueltas que acabaron con el presidente Mubarak, así como en las tuvieron lugar después de la tragedia, y que dejaron más de 15 muertos.
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