Hace poco más de una semana, en Rosario, los socios de Newell's debieron pasar por un mal momento por culpa de una disputa entre barrabravas y la Policía, que irrumpió en el lugar y sembró el pánico en la zona de las piletas, donde la gente ponía paños fríos a las altas temperaturas que agobiaban. Esto derivó en la suspensión del clásico con Rosario Central, que iba a jugarse horas más tarde. A los pocos días, una fiesta aniversario en Mendoza fue empañada por una gresca entre hinchas de Independiente Rivadavia y Gimnasia y Esgrima. Luego, llegó el lamentable episodio que tuvo como protagonistas a los hinchas de Racing en un crucero de lujo, y como si esto fuera poco, el pasado domingo, los que dieron la nota fueron los barras de San Lorenzo -algunos portaban armas de fuego, según testigos-, quienes se agarraron a golpes de puño en la Ciudad Deportiva de Boedo, en el mismo lugar donde los socios disfrutaban de la piscina.
Todos estos hechos tienen un común denominador: la actitud descarada y vil de los inadaptados de siempre, atentando contra la seguridad de terceros que nada tienen que ver con sus sucias disputas.
Dos facciones de la barra del ciclón se tomaron a golpes de puño cuando los socios estaban disfrutando de un día soleado. Se trata de una vieja interna entre “La Butteler”, banda protagónica en el club desde hace tiempo, y “Los del Mástil”, que pujan por el liderazgo. Unos percibieron la presencia de los otros y allí empezó la batahola, que, aunque no dejó heridos de gravedad, transformó en pánico absoluto el lugar.
Según algunos testigos que presenciaron los hechos, uno de los violentos del grupo más popular mostró un arma de fuego para disuadir al resto. Los propios socios se comunicaron con la seguridad y minutos más tarde intervinieron efectivos de la Gendarmería. Para colmo de males, como ya es una costumbre, tras el hecho no hubo detenidos.
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