Aunque sigue sin haber ningún futbolista alemán en activo declarado abiertamente gay, los clubes de fans homosexuales alzan cada vez más la voz en los estadios de la Bundesliga a favor de la tolerancia.
Cada vez más seguidores homosexuales del deporte rey se organizan en todo el país en clubes de fans de gays y lesbianas bajo nombres como Andersrum auf Schalke (Del Schalke y del revés), Rainbow Borussen (Arcoíris del Borussia) o Queerpass St.Pauli (queer es un término utilizado para hacer referencia al colectivo LGBT, lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).
Junto a coreografías y cánticos de júbilo para apoyar a su equipo, los miembros de esos clubes hacen campaña desde las zonas dedicadas a las hinchadas en los estadios a favor de una mayor tolerancia, pues la homosexualidad sigue siendo hoy en día un tema tabú en el fútbol profesional.
Al igual que otros seguidores del Werder Bremen, Lars Wessel acude regularmente con los miembros del club de fans Green Hot Spots al estadio. Asimismo, organizan barbacoas en verano y en invierno quedan para ir al mercado de Navidad.
Sin embargo, no todo se reduce a pasar el rato, sino que llevan a cabo discusiones sobre la homosexualidad, dan conferencias y hacen pancartas para mostrarlas en los estadios. "Se trata de acabar con la homofobia", explica este alemán de 34 años. Junto a los de Bremen, 30 clubes de fans se han unido a la red internacional Queer Football Fanclubs (QFF), que cuenta ya con 1.000 miembros, de los cuales más de 900 proceden de Alemania.
"Alemania es un precursor porque todos están organizados en una asociación", señala el portavoz de QFF, Dirk Brüllau. Y cada vez surgen más clubes de fans homosexuales: "Hoffenheim ha inscrito a un club de fans y también el Hannover y el Eintracht de Fráncfort están manteniendo conversaciones".
Brüllau lleva años como miembro del club de fans homosexual del equipo de segunda división alemana St.Pauli. "No debe ser importante la sexualidad de un jugador", explica.
Un grupo de altos cargos y ministros presentaron en julio "La declaración de Berlín", un escrito a favor de tratar de manera más abierta la homosexualidad. Asimismo, Hamburgo fue elegida hace poco como sede del campeonato europeo de fútbol lésbico-homosexual que tendrá lugar en 2015. Sin embargo, a pesar de todas esas campañas sigue sin haber un solo futbolista en activo declarado homosexual.
En el día a día en los estadios, los homosexuales siguen siendo discriminados y sufren incluso violencia física. "Si voy como seguidor gay del St.Pauli a Rostock, significa que tendré tres dientes menos", indica Brüllau. Para este aficionado no es importante si un jugador llega a declararse gay o no. "Seguimos intentando pacificar las zonas de los hinchas en los estadios. Aún hay mucho por hacer entre los fans", destaca.
"Cuantos más fans tolerantes haya en el estadio, menor será el peligro de que los jugadores sean pitados sin piedad por su sexualidad", afirma el investigador en la materia Gunter Pilz, de la Universidad de Hannover. "Clubes y asociaciones deberían apoyar mucho más estas organizaciones", agrega.
Marcus Urban es el único futbolista alemán declarado homosexual. Sin embargo, lo confesó años después de finalizar su carrera profesional. "No pude continuar con el juego de tener que esconderme todo el rato. Estaba exhausto", cuenta Urban.
"El problema de quitarse la máscara es que nadie sabe cómo serán las consecuencias", comenta Pilz. Las protestas de los fans y los insultos a los jugadores podrían ser una carga extrema para los deportistas homosexuales. Además, podría suponer la retirada de patrocinadores.
No obstante, llegará el día en que un jugador en activo se declare homosexual. Y entonces los clubes de fans jugarán un papel importante en la aceptación.
"Que estemos allí, a la vista en el estadio, tiene un gran valor", afirma Wessel, fan del Werder Bremen. "Nuestra presencia desprende normalidad".
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