Las once vidas que se cobró la violencia barra brava durante 2013 dan cuenta de que se trató de otro año oscuro en la lucha por terminar con ese flagelo, con el agravante de que desde junio para acá los partidos de fútbol se jugaron sin hinchadas visitantes.
La exclusiva presencia de hinchas locales en las canchas no resultó un freno para el accionar de los barras, que volvieron a ser protagonistas no deseados por peleas internas como las que se viven en Boca e Independiente, o por ataques ocurridos lejos de los estadios como los que el domingo 15 de este mes terminaron con la vida de dos hinchas de Newell's a manos de uno que iba de acompañante en una moto vestido con una camiseta de Rosario Central.
La muerte del barra de Lanús Javier Gerez (el 10 de junio) en el estadio Ciudad de La Plata a manos de un policía bonaerense y el misterioso asesinato del barra de Vélez Diego Bogado (el 10 de abril), encontrado muerto en la herrería del club después de un partido, perdieron protagonismo en los medios ante la feroz interna entre los dos grupos de la barra de Boca que el 21 de julio desembocó en los crímenes de Marcelo Carnevale y Angel Díaz, antes de un amistoso, en las cercanías del Nuevo Gasómetro.
La primera víctima de la violencia en el fútbol en 2013 fue Alejandro Velázquez, asesinado el 27 de febrero por una interna de la barra de Tigre antes de que saliera una caravana hacia el Monumental para el partido ante River.
Rosario volvió a vivir en un clima de tensión permanente ya desde principio de año, cuando se suspendió un amistoso entre Central y Newell's por fuertes enfrentamientos entre barras del equipo rojinegro y la Policía (un agente recibió un balazo en el cuello) cuando los hinchas se preparaban para salir hacia el Gigante de Arroyito desde el Parque Independencia.
Pero lo peor para esa ciudad llegó en los últimos dos meses: el 20 de octubre, un balazo en la espalda mató a Gabriel Aguirre, un chico de trece años que tenía una camiseta de Newell's y fue atacado desde una moto por dos de Central; y el 15 de este mes, José Boladian y Walter Palacios fueron asesinados cuando viajaban en una combi con sus camisetas de Newell's hacia Buenos Aires después del partido ante Lanús. Las víctimas pertenecían a una filial de Newell's en Buenos Aires.
En un episodio que se vincula con la interna de la barra de Independiente, tuvo lugar el homicidio de Lorena Morini, una mujer de 39 años que recibió un balazo al quedar en medio de una pelea entre hinchas identificados con "Loquillo" en el barrio "4 de junio", una zona de Avellaneda separada del Libertadores de América por las vías del Ferrocarril Roca.
La barra de Talleres, distinguida en la Legislatura de Córdoba en mayo por su "compromiso para erradicar la violencia en el fútbol" y por el ascenso del equipo a la B Nacional, volvió a quedar en el centro de la escena el 24 de noviembre, pero por un motivo mucho más oscuro: Jonathan Villegas, un joven de 21 años, murió apuñalado en un balneario de Carlos Paz tras una pelea con cabecillas de esa hinchada.
En 2012 habían sido asesinadas doce personas producto de la violencia barra. Este año hubo un muerto menos, pero la sensación es la misma: la voluntad política de terminar con los barras es puro cartón pintado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario