Las mayores rivalidades del fútbol nacen en las distancias cortas. De la convivencia diaria y el balón como escape para resolver diferencias que muchas veces escapan más allá del deporte. Del odio y la necesidad mutua porque, como decía la canción, 'Ni contigo sin ti tienen mis males remedio'. Lo sabía bien Ángel Amadeo Labruna, leyenda del River Plate. "¿Cómo no voy a querer a Boca, si me dio de comer toda la vida?".
'El derbi rosarino'. Rosario Central-Newell's Boys
"Sí yo sé que ahora hay quienes dicen que fuimos unos hijos de puta por lo que hicimos con el viejo Casale, yo sé. Nunca falta gente así. Pero ahora es fácil decirlo, ahora es fácil. Pero había que estar esos días en Rosario para entender el fato, mi viejo". En su fantástico relato '19 de diciembre de 1971' Roberto Fontanarrosa situaba la ficción en el ambiente previo a la semifinal del Torneo Nacional entre Rosario Central y Newell's Boy's. Lo que le 'pasó' al viejo Casale fue el derbi rosarino y aquella palomita de Aldo Pedro Poy, aquella victoria y aquel todo que acabó parándole el corazón. El entrenador de Rosario Central, así de pequeño es el fútbol, era también Labruna.
Rosario Central nació en 1889 de la iniciativa de un grupo de trabajadores del ferrocarril, primero bajo nombre inglés (como tanto en el fútbol hasta bien empezado el siglo XX) y más tarde bajo su denominación actual. Y es que inglés era también Isaac Newell, principal 'acusado' junto al escocés Alexander Watson Hutton de introducir el fútbol en argentina. Pero sería su hijo Claudio quien en 1903 fundara un club de fútbol en la ciudad, Newell's Old Boys. Desde entonces Rosario está dividida entre canallas y leprosos.
'El Superclásico'. Boca Juniors-River Plate
River Plate y Boca Juniors comparten cuna y raíces. Los dos nacieron en el barrio bonaerense de La Boca, distrito de mayoría inmigrante genovesa. Los unos tomaron de Génova los colores blanco y rojo y los otros el apelativo de 'xeneizes'. Incluso compartieron éxodo provisional en Avellaneda, antes de que todo lo demás les separara. River se mudaría a Núñez, 'millonarios' desde el fichaje de Carlos Peucelle, y Boca se quedaría en La Boca, como el equipo de barrio más grande del mundo.
Decía Diego Armando Maradona que un Boca-River le inflamaba el pecho o, como sería más recordado, era "como acostarse con Julia Roberts". Como vecinos se reservan la imaginación más cruel para el contrario. Así los de River son 'gallinas' -dicen- desde que perdieron la Copa Libertadores contra Peñarol en 1966 y los de Boca son 'bosteros' por las inundaciones periódicas que sufría el barrio, cuna ahora olvidada de los franjirrojos. Porque un Superclásico se juega en el césped tanto como en las tribunas.
El Clásico de las Multitudes'. Flamengo-Fluminense
"El día que se inauguró el Paraíso, hubo un Fla-Flu y la gente desbordaba por las paredes", llegó a escribir Nelson Rodrigues. "El Clásico de las Multitudes", lo bautizó su hermano Mario Filho, uno de los periodistas brasileños más importantes de la primera mitad del siglo XX. De qué otra forma podría llamarse un derbi que llegó a reunir en 1963 a 177.000 personas en Maracaná (cifra que las fuentes no oficiales disparan hasta las 194.000). En Río de Janeiro, como decía Rodrigues, "todo es Fla-Flu y el resto es paisaje".
La rivalidad entre estos dos clubes incluso anterior a los partidos de fútbol. En 1911 un grupo de nueve jugadores del Fluminense abandonaron el campeón brasileño por diferencias con el club y decidieron unirse al Flamengo, que había nacido en 1895 como sociedad de regatas. Fueron ellos quienes fundaron la sección de fútbol y por extensión una enemistad desbordante que han adornado astros como Leónidas da Silva o Rivelino.
The Old Firm'. Celtic Glasgow-Glasgow Rangers
El derbi de Glasgow nació de la Gran Hambruna Irlandesa. La epidemia que asoló los cultivos de patata del norte de Europa a mediados del siglo XIX provocó que una inmensa oleada de inmigrantes irlandeses desembarcara en Escocia. La gran mayoría católicos es un país que desde la Reforma se había declarado protestante y todos ellos en condiciones menesterosas, dispuestos a trabajar por un salario menor que el de los trabajadores escoceses. La tensión llegó antes que los equipos de fútbol.
Como tantos otros clubes, el Rangers surgió en 1872 de la unión de un grupo de aficionados, mientras que el Celtic nació en 1887 íntimamente ligado a su raíz católica, como iniciativa de una organización benéfica marista para recaudar dinero y alimentar a los nuevos inmigrantes.
El nuevo club disputó su primer partido en 1888 precisamente contra el Rangers, en el primer capítulo de una rivalidad que en sus más de 125 años de historia ha canalizado toda clase de tensiones: políticas, sociales, económicas, raciales y religiosas.
La hinchada del Rangers es de mayoría protestante y partidaria de la continuidad de Escocia dentro del Reino Unido, mientras que los aficionados del Celtic son católicos y defienden una Irlanda unida y una Escocia independiente. La tensión ha provocado innumerables episodios de violencia, llegando en extremo a casos de homicidio sectario entre hinchas y amenazas de muerte a técnicos y jugadores. La bancarrota y descenso del Rangers en 2012 ha puesto un paréntesis que podría resolverse dentro de dos temporadas.
Derbi della Capitale'. Roma-Lazio
En un intento por luchar contra los poderosos equipos del norte, tres clubes de Roma (Alba Audace, Roman y Fortitudo) se fusionaron en 1927 para alumbrar la AS Roma. Asumieron los colores 'giallorossi' de la ciudad y su mayor emblema, la loba capitolina. En esa unión se negó a participar la Lazio, fundada en 1900 en la Piazza della Libertà y que adoptó como símbolo el águila del imperio romano.
La elección adelantaba una identificación fascista de la que hinchas y leyendas siguen presumiendo aún hoy en día. Era un equipo cercano a las clases poderosas y como contraste la Roma quedó definida como 'equipo del pueblo'.
Los Roma-Lazio han acabado sirviendo como escenario de multitud de escenas desagradables y altercados violentos, en ocasiones con víctimas mortales. En los setenta un aficionado del Lazio murió por el impacto de un cohete lanzado por un hincha romanista y hace sólo un año dos aficionados fueron apuñalados durante los enfrentamientos en los minutos previos.
En las gradas, se han llegado a leer pancartas como "Auschwitz es vuestra patria, los hornos son vuestras casas", que enarbolaron los ultras 'laziales'.
Derbi della Madonnina'. Inter-Milan
En el verano de 1986 un grupo de helicópteros aterrizó en el Arena Civica envuelto en 'La Cabalgata de las Walkirias'. No era la escena de una película apocalíptica, sino la presentación oficial del Milan y de paso de Silvio Berlusconi. O viceversa. El desembarco megalomaníaco de 'Il Cavaliere' en la entidad 'rossonera' enterró para siempre lo poco que quedaba de esa antigua identificación del Milan con la clase trabajadora frente a la afinidad que la burguesía había tenido por el Inter en sus primeros años de historia.
Como sucedió en el caso de Flamengo y Fluminense, el Inter nació de una costilla del Milan. En este caso, por la famosa negativa a la contratación de jugadores extranjeros. La rivalidad servida se intensificó durante los años sesenta, cuando a la ascendencia internacional del Milan le siguieron los años del gran Inter de Helenio Herrera y Luis Suárez. Para cuando los helicópteros de Berlusconi llevaron a Milán el mejor equipo del mundo, el Inter ya se asomaba a una depresión que duraría 15 años y que ahora, de regreso, afecta a las dos entidades.
El Derbi Intercontinental'. Galatasaray-Fenerbahce
El clásico del fútbol turco es un gigante con un pie en cada continente. El Estrecho del Bósforo parte Estambul en dos y a cada lado gobierna un soberano: el Galatasaray en la parte europea y el Fenerbahce en la zona asiática.
Los primeros enfrentamientos datan de hace más de un siglo, pero la rivalidad envenenada que hoy existe nació hace 'sólo' ochenta años. El 23 de febrero de 1934 lo que empezó siendo un partido amistoso evolucionó en un encuentro áspero con faltas duras y terminó degenerando en una batalla campal que involucró a jugadores y aficionados. Nunca más hubo calma.
Sobran elementos incendiarios en este derbi, literales y metáforicos. En estos últimos entró Graeme Souness cuando el Galatasaray se proclamó campeón de Copa contra el Fenerbahce en el campo de su eterno rival (1996). El técnico escocés agarró una gigantesca bandera de su equipo y la plantó con saña en el círculo central, dejando el estadio al borde de nuevos disturbios.
'El derbi eterno'. Partizan-Estrella Roja
Hasta la Segunda Guerra Mundial, el OFK Belgrado y el SK Jugoslavija protagonizaban el gran derbi de la ciudad, pero tras las contienda el Mariscal Tito tachó a ambos equipos (entre muchos otros) de colaboracionistas y ordenó su disolución. De las cenizas del SK Jugoslavija y bajo el auspicio de las Juventudes Antifascistas Serbias nació el Estrella Roja.
Seis meses más tarde, miembros del ejército partisano fundaron el Partizan, dando lugar a una rivalidad que trasciende lo puramente deportivo: el poder político contra el poder militar. Esa lucha salvaje no ha hecho más que intensificarse con el desmembramiento de Yugoslavia, que ha dejado a los dos vecinos de Belgrado como grandes bastiones del fútbol serbio.
El derbi de los eternos enemigos'. Panathinaikos-Olympiacos
En la caldera de Atenas hierve desde el principio desde hace más de un siglo uno de los derbis más enconados del Viejo Continente. La génesis de la rivalidad es común a otras tantas que surgieron a principios del siglo XX: desde su fundación en 1908 el Panathinaikos se identificó con las clases más adineradas, mientras que el Olympiacos, surgido en 1925, era más próximo a las clases trabajadoras.
Las décadas limaron esas diferencias hasta dejar la contención en el puro y simple odio contra el enemigo. En los últimos años, los problemas económicos del PAO (paradójico por su orígenes) han terminado por decantar del lado del Olympiacos una balanza que ya entró desequilibrada en los noventa.
El derbi del Cairo'. Al-Ahly-Zamalek
En plena Primavera Árabe el periodista Hassan Almstkawy declaró a 'The Guardian' que "más allá de la guerra, sólo hay dos cosas que puedan echar a millones y millones de personas a la calle: el fútbol y la revolución".
Y con fútbol se refería al derbi del Cairo entre el Al-Ahly y el Zamalek, nombrados por la Confederación Africana de Fútbol (CAF) como los dos mejores clubes del continente en el siglo XX. La rivalidad ha alcanzado tales cotas que en los años sesenta un penalti provocó una revuelta en el estadio del Zamalek y a principios de los setenta los disturbios en uno de los derbis provocaron la cancelación del campeonato.
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