El conjunto santiagueño se había impuesto 2-0 en la Ida de una de las Semifinales del Torneo Federal B por el ascenso y debía disputar la revancha en Tucumán frente a Sportivo Guzmán.
Las cosas no habían comenzado bien, ya que el contingente visitante denunció que había sido apredreado el vehículo que los transportó y que tuvieron que pelearse cuerpo a cuerpo con un grupo de más de 50 hinchas tucumanos. A pesar de eso, los jugadores salieron a la cancha pero todo se detuvo cuando una bomba de estruendo explotó cerca de uno de los oídos de Germán Montenegro, arquero santiagueño, quien quedó tendido en el piso.
No había ambulancia para trasladarlo a un hospital y luego de una hora lograron llevarlo al vestuario. Tiempo después, el juez del partido lo suspendió tras comprobar por medio de los médicos de los planteles que no estaba en condiciones de continuar. ¿El dato? Se había jugado solamente un minuto de juego.
El caso quedó en manos del Consejo Federal, que determinará si corresponde seguir con la acción o dar por sentenciado el resultado. A la salida, los miembros de Güemes también pasaron un momento de tensión, porque nuevamente la combi que los trasladaba recibió cascotazos en las inmediaciones de la cancha.
La violencia en el fútbol argentino parece no tener fin.
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