La Comisión Antiviolencia mantiene la propuesta de sanción de 1.500 euros para el alcalde de Cádiz, José María González Santos, quien el pasado 21 de mayo desoyendo las indicaciones que le dio la Policía intentó que entrara en el Estadio Carranza un aficionado que había sido expulsado por los agentes tras una trifulca en el Fondo Sur. Según fuentes de absoluta solvencia, la propuesta de sanción de Antiviolencia continúa su trámite y tendrá que ser aprobada o desestimada por la Subdelegación del Gobierno de Cádiz si considera que, como indica el parte, se infringió la Ley del Deporte. Contra esta multa cabría recurso por parte del alcalde gaditano.
El dictamen, en el que se incluyen sanciones para dos personas más (el expulsado y a otro joven), llegó a principios de mes a Cádiz después de que se hubiera valorado en una reunión en Madrid el informe elaborado por el coordinador de seguridad. Sin embargo, a diferencia de otras propuestas, el parte del Cádiz-Ferrol no se ha dado a conocer públicamente y sus posibles sanciones se han retrasado. Según fuentes consultadas por este periódico, la razón de dicha demora responde a que se ha tenido en cuenta el carácter político del asunto ya que los hechos sucedieron justo antes de las elecciones generales. Además, tampoco se ha querido «calentar el ambiente» en un momento crucial para el ascenso del equipo amarillo donde las tensiones y los nervios eran evidentes.
Los hechos
El altercado que ahora podría desembocar en una sanción para el alcalde se produjo en el transcurso del primer partido del play-off de ascenso, el Cádiz-Ferrol. Durante el citado encuentro y tras desatarse una trifulca en el Fondo Sur, en la zona central donde se suelen ubicar los Brigadas Amarillas, los policías propusieron para una posible sanción y expulsaron a varios aficionados que estaban «insultando» a los policías y mantenían una actitud «muy agresiva». Una vez fueron desalojados, el alcalde que estaba disfrutando del partido como un aficionado más, salió a intermediar por uno de ellos. Ya en el exterior, y a pesar de la negativa del vigilante de seguridad que se encontraba en la puerta, González Santos llegó a decirle que «se atuviera a las consecuencias», consiguiendo así que le dejara pasar al interior con el joven.
Pero el asunto no quedó ahí. Mientras accedía al recinto, el alcalde desoyó las explicaciones de los policías nacionales encargados de la custodia de la zona de acceso que le advirtieron en todo momento que dicho aficionado había sido expulsado del estadio y que, por tanto, no podía volver a entrar según establece la Ley del Deporte. «Ni se paró. Se comportó con superioridad, con una actitud chulesca», comentaron entonces las fuentes consultadas. Según aseguran, no quiso escuchar a los agentes que le apercibieron y en todo momento pidió hablar con sus superiores. «No es el comportamiento propio de una persona que dice que viene al estadio como un aficionado más», lamentaban. «Un ciudadano no pide hablar con los jefes de esa manera».
Según el reglamento, a pesar de que un alcalde sea una autoridad pública, es el coordinador de seguridad el único responsable de las tareas de dirección y organización de los servicios de seguridad en la celebración de los espectáculos deportivos. Sus funciones y régimen de designación y cese se determinan por ley y sólo un árbitro puede darle alguna consigna si lo estimara oportuno en caso, por ejemplo, de que entienda que hay que suspender el encuentro por cualquier anomalía o incidente que se produzca.
Finalmente, el alcalde llegó a hablar con el jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana al mando que se encontraban en el recinto y tras ello y, debido nuevamente a que sus requerimientos «no eran oportunos», tuvo que volver a acompañar al aficionado expulsado a la puerta de salida.
Este episodio fue incluido en el informe que redactó el coordinador de seguridad y que se envía después de cada partido a la Comisión Antiviolencia, que es el órgano competente de valorar lo ocurrido y proponer para sanción en casos de incidencias.
Según la versión municipal, el alcalde solo «decidió aclarar lo ocurrido» y para hacerlo «pidió que el joven y el agente lo aclararan en persona», por lo que solicitó que el joven «regresara al campo y, una vez solucionada la situación con los agentes, el propio alcalde lo acompañó a la salida del estadio para que abandonara el Fondo Sur, del que había sido expulsado».
Desde el Ayuntamiento señalaron que «en ningún momento pretendió hacerlo regresar al estadio, solo evitar males mayores dado lo caldeado que estaba el ambiente en la grada».
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