Una ofensiva legal, complementada con un endurecimiento de las acciones policiales, está en marcha hoy en Perú contra la violencia en los estadios, que desde hace años rebasa todo control, con vidas perdidas y cuantiosos daños.
Desde hoy está en vigencia una ley que previene y sanciona la violencia en los espectáculos deportivos, con regulaciones drásticas de control sobre las barras de hinchas violentos que suelen sembrar violencia y temor en la ciudad en torno a los juegos de fútbol.
La nueva ley prohíbe concentraciones violentas antes o después del espectáculo y las marchas masivas de aficionados que usualmente se convierten en hordas dedicadas al pillaje y la destrucción y verdaderas batallas campales en las que no pocas veces usan armas de fuego.
Establece que los clubes del fútbol profesional, que propiciaron la creación de las "barras bravas" y en algunos casos hasta las subvencionan, según denuncias de prensa, deberán asumir responsabilidad por los daños personales o materiales que causen los hinchas violentos.
En la actualidad, los clubes profesionales se desentienden de los sucesos violentos pues se limitan a lamentarlos y a señalar que el control del orden es responsabilidad de la policía.
Los barristas serán permitidos como lo que eran en su origen, grupos formados para alentar a su equipo, y para ello sus miembros deberán ser empadronados y registrados en el ministerio del Interior y contar con un carné de identificación.
La flamante legislación prohíbe a los clubes regalar entradas a los aficionados, una forma de promover la actividad de las barras, que las usan para sus adeptos pero también para venderlas y lucrar con ellas. También los obliga a costear un seguro de salud para los espectadores.
Germán Leguía, gerente deportivo del club Universitario, uno de los más populares y cuya barra ha protagonizado numerosos actos de violencia, manifestó su conformidad con la ley y dijo que los costos que implica serán cubiertos con los ingresos por taquilla.
Añadió que la pacificación del fútbol conseguirá que más público vaya a los estadios, lo que beneficiará a los clubes profesionales al mejorar sus ingresos.
De otro lado, el jefe de la policía de Lima, territorio en el que campean las "barras bravas", general César Gentile, dijo que la policía actuará con energía contra los hinchas violentos.
Advirtió igualmente que, en caso de resistencia o violencia contra la policía, los infractores serán procesados bajo la reciente ley de flagrancia, es decir en juicios sumarios y con fuertes penas.
Walter Oyarce, cuyo hijo murió asesinado, hace cinco años, por hinchas violentos que lo lanzaron de lo alto de un palco del estadio del club Universitario, comentó que la ley ayuda a enfrentar el problema, pero no es la solución, que requiere de una política de prevención social de conductas juveniles disfuncionales.
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