Los más radicales aficionados rusos llevaron las ideas que acompañan a la palabra hooligan -aficionado del fútbol de comportamiento violento y destructivo- a una esfera terrorífica por su forma de actuar en tierras galas, pero junto con ellos también salieron a la luz otros grupos (ingleses, croatas, ucranianos, albanos, turcos y alemanes) que pusieron en jaque a la organización a lo largo de los primeros días y que tienen a las autoridades del fútbol internacional en vilo acerca de las medidas que deben adoptarse a futuro para erradicar la violencia.
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Los fanáticos rusos acapararon las noticias el 11 de junio cuando cimbraron de terror a la ciudad de Marsella, previo al duelo de su selección ante Inglaterra, cuando fueron a buscar confrontaciones con los seguidores ingleses, cuya fama de violencia en los años 80 dio origen al término hooligan; en el interior del estadio también hubo enfrentamientos que rebasaron a las medidas de seguridad.
Alrededor de 200 rusos, armados con sillas y tubos, desquiciaron la zona de Marsella donde estaba una mayoría de ingleses. Los persiguieron, golpearon y como pocas veces, los testimonios en videos más fieles de las acciones fueron grabados por ellos mismos, que llevaron amarradas cámaras de video HD para documentar sus batallas, de las que al menos dos aficionados de Inglaterra resultaron con heridas de gravedad.
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Las autoridades francesas, que destinaron su esfuerzo para prevenir actos terroristas después del atentado de París de noviembre pasado, fueron rebasadas los primeros días, en los que también aficionados ucranianos y alemanes se enfrentaron en Lille; seguidores albaneses, croatas, turcos y eslovacos tuvieron choques que llevaron a los organizadores a amenazar a las selecciones de ser expulsadas si sus fanáticos seguían causando destrozos y violencia.
Ningún combinado fue expulsado, pero el ambiente quedó con una pesada atmósfera de incertidumbre sobre el devenir cuando Rusia se prepara para recibir el Mundial y varias de las selecciones que estuvieron en la Eurocopa se espera también estén en un par de años en la magna competencia.
La selección rusa solo sumó un punto y fue una de ocho que no avanzaron a la fase de octavos de final, pero su fiasco futbolístico quedará eclipsado por las acciones de sus seguidores, quienes al parecer deseaban dejar un mensaje de un falso poderío al resto de Europa.
Evolución a los ultras rusos
Después de la batalla entre rusos e ingleses, la prensa británica publicó videos de la forma en como los rusos se prepararon semanas antes del evento con peleas entre ellos mismos, a fin de elegir a los más violentos para hacer el viaje a Francia.
El presidente ruso Vladimir Putin lamentó los hechos durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, seis días después de los primeros choques de aficionados de su país, pero inquirió: “No entiendo cómo 200 fanáticos rusos dieron una paliza a varios miles de ingleses”, además de que pidió que se sancionara a los aficionados violentos de todos los países y no solo a los del suyo.
Ronan Evain, doctor en ciencias políticas, hizo un análisis para el periódico El Mundo de España de que “una parte de los violentos rusos que cometieron agresiones en Marsella no son hinchas normales, son
paramilitares que actúan como comandos organizados”.
En Rusia se alcanzó el punto en que el apoyo a una selección de fútbol no tiene nada de relación con el juego. Denis, uno de los ultras rusos que participaron en los enfrentamientos de Marsella, contó a la agencia AFP, en Moscú, que “nosotros no bebemos y sí hacemos ejercicio, mientras que ellos (los ingleses) beben y no practican ninguno… En un momento dado, nuestros caminos se cruzan y ¿qué es lo que esperan que ocurra cuando nos enfrentemos a ellos?”. Sí, los rusos se preparan para su “guerra”.
Dilema a futuro
Días después del conflicto en Marsella, la policía detuvo a tres personas que identificó entre el grupo de violentos rusos cuando viajaban en un camión con otros 40 fanáticos y los condenó a prisión entre uno y dos años; mientras que a la mitad de los que viajaban en el autobús fueron expulsados de territorio galo y el resto quedó en libertad. Esta acción provocó una respuesta del gobierno de Putin, que ésa era una acción de instigación de ánimos antirrusos.
Francia ya apaciguó los enfrentamientos cuando su torneo entró en la recta final, pero sobre su territorio queda en el aire una pregunta: ¿será Rusia 2018 un evento seguro cuando sus ultras sean los anfitriones del resto del mundo?
1 punto logró la selección de Rusia, que finalizó en la posición 23 de 24 participantes
200 ultras rusas son los que se calcula que viajaron a Francia a pelear
13 selecciones de Europa clasificarán al Mundial de Rusia, además del país anfitrión
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