El Athletic, en concreto Iñaki Williams, vivió ayer primera vez algo que otros futbolistas negros ya han sufrido en determinados estadios de fútbol. Corría el minuto 22 de partido cuando Clos Gómez, árbitro de la contienda, se dirigió al delegado de campo para que acto seguido sonara por los altavoces de El Molinón el mensaje de “se pide al público que se abstenga de realizar gritos racistas y xenófobos”. Un grupúsculo de ultras del Sporting, cómo no, habían faltado al respeto al delantero bilbaíno. Los pitidos, curiosamente, acompañaron hasta el descanso cada balón que tocó el punta del conjunto vizcaíno.
Valverde, claro e inteligente como siempre, supo resumir muy bien al término del choque la desagradable situación vivida por su pupilo y la enmarcó en su justa dimensión. “El árbitro ha hecho lo correcto, de la misma manera que si sucediera en San Mamés con el equipo rival me parecería normal que lo hicieran. El que haya uno, cinco o veinte que cometan este tipo de barbaridades es una cuestión de educación, mejor dicho de falta de educación, pero es un hecho aislado dentro de lo que es la afición de El Molinón”. Clos Gómez recogió este incidente y lo reflejó en el acta del encuentro
Fiesta, pero menos
Pronto quedó claro que los rojiblancos tenían ganas de que arrancara la Liga. Iago Herrerín y los nuevos leones Vesga y Yeray fueron los primeros en pisar el césped. El central, sin embargo, acabó siendo el jugador descartado por Valverde para esta primera cita liguera.
Amorrortu e Iribar también se animaron a saltar al verde de El Molinón a la llegada del equipo. El presidente Urrutia, que encabezó la delegación bilbaína en Gijón, llegó minutos más tarde. Los directivos Alkorta, Muñoz y Palacios completaron esta primera expedición. El presidente, por cierto, había sido protagonista directo en la última derrota liguera (ahora penúltima) vizcaína en este escenario (3-2). Aquel 8 de septiembre de 1991, el lekeitiarra entró en el minuto 48 en sustitución de Luis Fernando. Valverde fue titular y jugó hasta el 75, cuando le relevó Luke.
Historia al margen cabe reseñar que desde primeras horas de la mañana de ayer (algunos apuntaban que desde incluso las últimas del sábado) quedó claro en esta localidad asturiana que el Athletic no iba a estar solo en su estreno liguero. Ni la Aste Nagusia ni las vacaciones de agosto impidieron que los leones contasen con el apoyo de alrededor de dos millares de entusiastas seguidores en un choque en que el cartel de “no hay entradas” figuró en las taquillas. El rojiblanco del Sporting no fue el único que imperó esta vez en las gradas, pese a que los bilbaínos jugasen con su segunda equipación (la controvertida verdinegra).
La camiseta de Aduriz
Aunque durante el partido tuvieron sus más y sus menos, la sangre no llegó al río una vez concluido el mismo. Al contrario. Amorebieta y Aduriz se saludaron antes de tomar el camino de vestuarios y el central del Sporting atendió incluso a la prensa minutos más tarde con una camiseta de un jugador del Athletic en la mano. La de Aduriz.
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