Después de que la UEFA confirmase el cierre del estadio del Legia para la visita del Madrid del 2 de noviembre, la inquietud se ha trasladado al ambiente que se puede respirar en el encuentro del próximo día 18 en el Bernabéu entre el Madrid y el equipo polaco. Los responsables de seguridad de la entidad blanca se reunieron la semana pasada con sus homólogos del Legia, representantes de la UEFA y de la policía de ambos países para confeccionar el dispositivo de seguridad. El Legia ha pedido 4.000 entradas, el máximo que le permite la UEFA (el 5% de los 81.000 que caben en el Bernabéu). Hay furor en Varsovia por el desplazamiento. Y preocupación en el Madrid, ya que 300 ultras planean viajar a la capital de España.
Para el Madrid es imposible identificarlos ni controlarlos. Esto corresponde al país de origen y al Legia. El razonamiento del club blanco es simple: si la UEFA ha sancionado al Legia con un partido a puerta cerrada por el comportamiento de su afición, tampoco debería permitir que se desplazara fuera.
El Madrid doblará la seguridad en las puertas de acceso de la afición polaca, pero reconocen que a veces los ultras introducen bengalas “en los sitios más insospechados”. Ya hay una propuesta de sanción de la UEFA de 3.001 euros al Madrid por las bengalas que encendieron ultras del Sporting.
El Legia pidió 800 entradas para viajar a Lisboa. Allí, el Sporting prohibió la instalación de puestos ambulantes en Alvalade para evitar aglomeraciones y disturbios y dobló la seguridad.
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