La Fiscalía sentó ayer en el banquillo a seis miembros del Ligallo Fondo Norte como presuntos autores de la paliza sufrida el 13 de diciembre de 2015 por un joven de 23 años, a quien tuvieron que poner más de 30 puntos de sutura –en la cabeza y un codo– tras encajar puñetazos, patadas y hasta botellazos. La agresión se inició en el bar Generis de la calle Héroes del Silencio, pero continuó después a las puertas del establecimiento hasta que llegó la Policía y practicó las tres primeras detenciones. El resto de los arrestos se practicaron a lo largo de las dos semanas posteriores a los hechos.
Los seis encausados se enfrentaban a penas de prisión, pero cuatro de ellos –Fernando O. G., Víctor D. P., Sergio G. A. y Adrián M. T.– reconocieron su participación y sus defensas y las acusaciones (la particular estuvo ejercida por el letrado Fernando Baringo) llegaron a un acuerdo y serán penados con sendas multas de 270 euros (tres meses de multa a razón de tres euros diarios) más otros 1.650 euros en indemnizaciones (1.500 al joven que recibió más de 30 puntos de sutura y 150 a una chica a la que le rompieron las gafas) por un delito de riña tumultuaria. Quienes no quisieron sumarse al arreglo fueron Jesús B. M. y Gonzalo A. D., que aseguraron ante la juez que no estaban en el lugar de los hechos.
La agresión se produjo sobre las 4.00, después de que un joven que estaba celebrando un cumpleaños con unos amigos recriminara al grupo de los acusados que se metieran con una chica. "Me pegaron un puñetazo y me quedé desubicado. Luego tuvieron que llevarme al hospital, donde me pusieron puntos en la sien, la parte de atrás de la cabeza y un codo", explicó ayer la víctima. Otra compañera recibió también golpes, pero no precisó asistencia médica.
Según Jesús B. M., al que asiste la letrada Carmen Sánchez, aquella noche (sábado) él estaba con su novia y su familia viendo una película en casa, ya que se encontraba enfermo, y solo salió a la calle entre las 22.00 y las 0.30, más o menos, a cenar algo a un bar cercano a su domicilio. Por su parte, Gonzalo A. D. asegura que esa noche estaba en Pamplona, donde reside porque está matriculado en la universidad de esta ciudad, estudiando para un examen que tenía el lunes siguiente a los hechos. Sus tres compañeros de piso testificaron en el juicio y corroboraron su versión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario