La Policía Nacional ya sabe cuál va a ser el principal desafío el próximo domingo durante la final de la Copa Libertadores en Madrid: controlar a los entre 400 y 500 ultras «especialmente violentos» que estiman los servicios de Información van a llegar o están ya en la capital de España.
El delegado de Gobierno en Madrid, José Manuel Rodríguez Uribes, ha desvelado que el Ministerio del Interior está trabajando «estrechamente» con las autoridades argentinas para controlar a ese medio millar de ''barras'. Entre las novedades de última hora, Interior ha decidido separar aún más las celebraciones de la victoria, que iban a tener lugar en Cibeles y Neptuno, dos puntos demasiado cercanos. Si finalmente gana River, la celebración será en la Puerta del Sol; si vence Boca, será en Colón.
El representante del Ejecutivo ha cifrado en 650.000 el coste del despliegue de la Policía Nacional (la mitad de los efectivos vendrán de fuera de Madrid), una cantidad que ha comparado con «los más de cien millones de euros de beneficios» que, según él, comportará para Madrid la celebración de la final.
Rodríguez Uribes ha destacado la envergadura del dispositivo de «seguridad máxima» en el aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas, en las carreteras, en las estaciones de autobuses y en el Metro.
El delegado ha recordado que, fruto de ese control en Barajas, España deportó ayer a uno de los líderes radicales de Boca. Se trata de Mazi Mazzaro, repatriado apenas puso pie en España.
El delegado de Gobierno ha defendido que se está haciendo un «trabajo minucioso» y que la «inmensa mayoría» vienen con la «voluntad» de celebrar «la fiesta del fútbol», por lo que van a trabajar por que una «minoría» no provoque lo contrario. En este punto, ha explicado que se han puesto a la venta 20.000 entradas para cada equipo y unas 10.000 para los que vienen de Argentina.
2.054 policías y 1.700 vigilantes
Tras la reunión en la Delegación del Gobierno, finalmente Interior va a desplegar a 2.054 policías nacionales, mientras que el Real Madrid ha contratado a 1.700 vigilantes de seguridad. Según Rodríguez Uribes, habrá más de 4.000 efectivos de seguridad. Se trata de un millar de agentes más que en los partidos de «altísimo voltaje» de los últimos años en la capital de España como los clásicos entre el Real Madrid y Barça o la última final de Copa.
El grueso del operativo denominado CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) va a correr a cargo de las Unidades de intervención de la Policía (UIP, antidisturbios). Van a ser 30 grupos (unos 1.500 agentes), muchos de ellos venidos fuera de Madrid, a los que se van a sumar centenares de funcionarios de Seguridad Ciudadana, Guías Caninos, Subsuelo, Tedax y medios aéreos.
Pero lo más novedoso de este despliegue va a ser la «fuerte movilización» de «prácticamente toda la plantilla» de los servicios de Información (antiterroristas), tanto de la Brigada Provincial de Madrid, como de la Comisaría General, al margen de expertos de Extranjería. Y es que uno de los puntos neurálgicos del operativo va a ser el aeropuerto de Barajas. La Policía ha diseñado un plan para la devolución inmediata en frontera de los 'barras' (hinchas violentos) de ambos clubes. Según las últimas informaciones proporcionadas por las fuerzas de seguridad argentinas, al menos 10.000 aficionados tienen intención de desplazarse a Madrid.
Hermanamientos peligrosos
Preocupa también -y mucho- en el Ministerio del Interior la presencia en España, como residentes, de varios centenares de ultras violentos de ambos equipos. Además, los hinchas del River están hermanados con los radicales del Rayo (los Bukaneros), una peña con 300 simpatizantes que ya han protagonizado en el pasado incidentes graves y no solo con motivo de encuentros de fútbol, sino en manifestaciones de tinte político de ultra izquierda. También hay lazos con varios grupos radicales de Sevilla. Todos estos movimientos que no van a pasar por el aeropuerto de Barajas están siendo monitorizados muy de cerca por los servicios de Información desde hace días, según revelan mandos policiales.
En Barajas, pero también en las calles desde este mismo viernes, Interior espera contar con la ayuda de decenas de agentes argentinos especialistas en grupos violentos. El pasado 1 de diciembre, la Policía Nacional pidió al Director Nacional de Seguridad de Fútbol de Argentina, Guillermo Madero, que se desplace a Madrid «una delegación de especialistas en seguridad deportiva y del Sistema del Programa Tribuna Segura», dada «la magnitud del evento a desarrollar y al control de los hinchas de ambos equipos». «Todo ello, con la finalidad de integrarse en el dispositivo de seguridad que la Policía Nacional desarrollará». Interior, en su nota remitida a Buenos Aires, ya anticipa que espera poder 'endosar' a los organizadores del evento el coste del traslado y las dietas de los funcionarios argentinos.
Muy avanzado está el despliegue a pie de campo para el día del encuentro, que se celebrará a las 20:30 horas y en el que, además de los 3.000 miembros de la Policía Nacional se esperan otros 2.000 efectivos de la policía local, servicios de emergencias de distintita índole y bomberos. Desde primera hora del domingo, la Delegación del Gobierno va a cortar el Paseo de la Castellana, la principal arteria de Madrid y donde se ubica el Santiago Bernabéu, que estará completamente blindado.
La premisa es, ante todo, mantener totalmente separadas a las aficiones de ambos equipos. Al norte del estadio, en la plaza de Cuzco, se instalará a las nueve de la mañana la 'fan zone' de los aficionados del River Plate. A dos kilómetros al sur, los hinchas del Boca Juniors se concentrarán en el cruce del Paseo de la Castellana con la calle Raimundo Fernández Villaverde, en la explanada de Nuevos Ministerios. Los seguidores de los dos equipos, que serán escoltados en todo momento, no tendrán ni siquiera contacto visual para evitar provocaciones. En el centro de ambas áreas estará el estadio y centenares de antidisturbios para impedir que nadie pueda adentrarse en esa 'tierra de nadie' hasta que poco antes de iniciarse el partido.
Como ya se hizo en 2015 para la celebración del clásico Real Madrid-F.C. Barcelona, con fuertes medidas de seguridad tras las 130 víctimas de los atentados en París y Sant Denis, Interior planea filtrar a todos y cada uno de los asistentes a través de tres anillos diferentes de seguridad previos a la entrada en el Bernabéu. Una maniobra que comenzará tres horas antes del encuentro.
El diseño final de este macro-operativo de seguridad todavía no está cerrado. Un dispositivo así, que habitualmente se comienza a trabajar con medio año de antelación, en esta ocasión se ha montado en solo una semana. Por ello, se terminará de perfilar este viernes, a solo 48 horas del pitido de inicio del partido.
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