Es, sin duda, la mejor noticia de una de las peores temporadas en la historia del Real Zaragoza. El respaldo masivo e incondicional de la afición está sosteniendo a un equipo aragonés que apenas ha logrado dedicarle cuatro victorias en casa en toda la temporada, pero que el pasado sábado volvió a recibir el mejor apoyo posible. La campaña señalada incljuso desde la propia entidad como la que debía propiciar el regreso a la élite se ha convertido en una pesadilla. Pero La Romareda desterró reproches y programó para el duelo ante el Elche una de esas jornadas sagradas. Recibimiento al autocar, tifo espectacular y 90 minutos de incesantes cánticos que sostuvieron a su equipo cuando más flojeaban las piernas.
Fue la enésima lección de zaragocismo de una afición que sigue dejando claro que es el activo más poderoso del club en la actualidad. De hecho, los 27.310 abonados que actualmente forman parte de la nómina de abonados suponen la cifra más alta de los últimos 15 años. Casi nada. En este periodo, el Zaragoza contrató a grandes figuras del fútbol internacional, disputó la undécima final de Copa de su historia –cayó derrotado (4-1) frente al Espanyol–, goleó al Real Madrid (6-1) en una mágica e inolvidable noche en La Romareda, regresó a Europa ya con Agapito al mando antes de emprender el viaje a ninguna parte en el que sigue inmerso, pero nunca tuvo tantos abonados como ahora, cuando goza de la cantidad más alta de fieles desde aquellos 30.000 que se abonaron tras la consecución, en el 2004, de la Copa del Rey ante el todopoderoso Real Madrid en Montjuic.
Por supuesto, ningún otro club de Segunda goza de tanta fidelidad. Y tampoco más de la mitad de los de Primera. Solo Real Madrid, Barça, Atlético, Valencia, Sevilla y Betis tienen más abonados que un Zaragoza cuya masa social está, en números, a la altura de la Real, Celta o Espanyol.
TAMBIÉN EN EUROPA // Este auge en la masa social blanquilla ha colocado al conjunto aragonés, según informó el propio club a comienzos de temporada, entre los equipos con más socios en las segundas categorías europeas. De la Serie B italiana, el que más abonados tiene es el Hellas Verona, con cerca de 7.800 pases vendidos. En la Ligue 2 francesa, el R. C. Lens supera los 21.000 abonados, aunque goza de un amplio número de aficionados que compran entradas para cada partido.
En la Championship (Segunda División inglesa), el Aston Villa cuenta con cerca de 26.000 aficionados que se han sacado el pase para la temporada; el Leeds United tiene cerca de 23.000 abonados y el Sheffield Wednesday, unos 24.000, al igual que el Sheffield United. «La diferencia entre el fútbol español e Inglaterra es que, por diferentes motivos, existe una costumbre extendida de comprar las entradas para el día de partido en vez de adquirir un carnet de abonado. Eso, sumado a los grandes volúmenes de aficionados visitantes que se desplazan, provoca que se vean estadios aparentemente llenos, independientemente del número de abonados que posea cada club», remarcó el club aragonés.
«No es solo cuántos vienen a La Romareda, sino cómo vienen. Estamos muy satisfechos de la respuesta de los aficionados, que acuden con el espíritu positivo de animar», expone Carlos Arranz, director comercial y de márketing del Real Zaragoza, que considera que aún es demasiado pronto para realizar estimaciones acerca de si el mal momento deportivo repercutirá en una considerable rebaja en el número de abonados la próxima campaña. «El reto es fidelizar. Esta temporada tuvimos un crecimiento de un 25% respecto a la anterior y lucharemos para mantener esa masa social e incluso para que crezca. El Zaragoza, como reza nuestro eslogan, es grande independientemente de la categoría en la que esté y también en masa social. Nadie prometió que íbamos a subir, pero nuestro público es muy fiel», afirma Arranz.
Los datos de asistencia a lo largo de la temporada ratifican la grandeza del zaragocismo. A La Romareda acuden una media de 21.250 personas, una cantidad que supera en más de 2.000 la del segundo estadio con mayor afluencia –El Molinón (18.900)– y en alrededor de 4.000 y 5.000 a La Rosaleda y Riazor, respectivamente. El partido con mayor entrada fue el que enfrentó, en la jornada 17, al Zaragoza con el Albacete (26.000 espectadores) y la menor se produjo frente al Cádiz, con poco más de 16.000, pero esta afluencia es superior a la mejor entrada registrada hasta ahora en 18 de los otros 21 estadios de Segunda División.
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