Una historia de rivalidad vecinal, de pasión, de sangre y de golpes... Incluso en segunda división, el derbi del viernes entre el prestigioso Hamburgo y el contracultural St. Pauli es un duelo repleto de historia, uno de los puntos álgidos del curso futbolístico en Alemania.
Luego del partido de ida en agosto, ganado 3-2 por el St. Pauli ante 10.000 espectadores, los ultras de ambos equipos protagonizaron diversos altercados a lo largo de la noche. La policía tuvo que desplegar 7.000 efectivos para mantener el orden.
Este antagonismo casi hereditario se alimenta a menudo de las luchas ideológicas violentas en los años 1980 y 1990, cuando ultras neonazis controlaban algunas tribunas del HSV y buscaban el enfrentamiento con sus homólogos de FCSP.
Pero desde entonces el Hamburgo ha sabido poner coto a sus hooligans, y las batallas políticas casi han desaparecido. Pero las nuevas generaciones mantienen viva la tradición de esta rivalidad.
"Ahora se trata de una rivalidad deportiva entre grupos de ultras (...) pero el potencial de violencia no es el que era", asegura a la AFP el politólogo Jonas Gabler, especialista de la cultura de aficionados en Alemania.
'Jolly Roger'
El St. Pauli cultiva con orgullo su identidad de "pequeño club de barrio", con aficionados "alternativos" y antisistema, comprometidos con causas contra el racismo y la discriminación.
Como estandartes cuentan con las tres banderas que ondean en lo alto del pequeño estadio de Millerntor: el marrón, color del uniforme, el arcoíris de la comunidad LGTB y la 'Jolly Roger' de los piratas, la bandera con fondo negro y una calavera en el centro con dos tibias cruzadas.
Este modesto club nunca ha ganado un título en la élite, y sólo ha vivido dos temporadas en la Bundesliga en el siglo XXI, saldadas con sendos descensos.
El HSV, a pesar de su descenso a segunda división en 2018, forma parte de la aristocracia del fútbol alemán, con varios títulos de liga y una Copa de Europa (1983).
Estrellas como Uwe Seeler, Kevin Keegan, Horst Hrubesh o Ruud van Nistelrooy han vestido su elástica en el estadio Volksparkstadion, que albergará el viernes el derbi (17h30 GMT).
Sólo 2.000 aficionados podrán presenciar en directo ese partido, medidas sanitarias obligan. Pero lo que hay en juego a nivel clasificatorio no es desdeñable: el St. Pauli es líder y el Hamburgo es quinto con seis puntos menos, pero con la misma ambición de ascender a la Bundesliga.
Aficionados por el mundo
El club grande de la ciudad no ha ganado ninguno de los cinco últimos duelos directos con sus vecinos.
Este año podría ser el primero en la historia en que el St. Pauli finalizase en la tabla por encima del Hamburgo. E incluso podría darse el caso de que los 'Piratas' ascendiesen a la Bundesliga y el Hamburgo tuviese que permanecer un año más en la segunda categoría.
Ambos equipos vienen de clasificarse esta semana a cuartos de final de la Copa de Alemania, con la sorprendente victoria del St Pauli ante el Borussia Dortmund (2-1).
Como cada derbi de Hamburgo, será seguido más allá de la ciudad portuaria, con numerosos aficionados de ambos clubes repartidos por el país e incluso por el mundo entero.
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