Algunos aficionados sevillistas enfadados por la derrota ante el Betis se congregaron en torno al autobús de los jugadores sevillistas para abroncarles según iban saliendo del Sánchez Pizjuán. Los momentos de más tensión se vivieron en torno a Medel, que llegó a encararse con algunos.
Los futbolistas fueron tildados de "jugadores, mercenarios", al presidente Del Nido le reprocharon por enésima vez esta temporada el precio de los carnet y algún que otro cántico muy generalizado reclamó la vuelta de Joaquín Caparrós al banquillo.
Pese a unos botes de refresco y un par de bengalas lanzados contra el autobús a las puertas del hotel de concentración que se encuentra muy cercano al estadio, los incidentes no pasaron a mayores y la policía no realizó ninguna detención.
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