La afición del Real Oviedo manifestó ayer su descontento con la situación que vive la entidad y con los actuales dirigentes. Y lo hizo, primero, con pintadas contra dirigentes, empleados y técnico en El Requexón. Y, por la tarde, medio centenar de aficionados interrumpieron el entrenamiento para hablar con los jugadores y pedirles que no denuncien a la entidad por impagos.
Lo seguidores azules, en su mayoría miembros de Symmachiarii, se personaron en El Requexón y, a los pocos minutos de iniciarse la sesión, entraron en el campo de forma pacífica y solicitaron a los jugadores hablar con ellos. Posteriormente, se dirigieron al entrenador, que no estaba en el grupo, y dialogaron con él unos minutos. Una vez abandonaron el campo, Pacheta, molesto con lo sucedido, suspendió la sesión y trasladó el trabajo al gimnasio.
Cuatro miembros de la Guardia Civil se encontraban esos momentos en las instalaciones. Habían sido llamados por el club, pero no intervinieron. Por el contrario, no estuvieron presentes ni el consejero Ángel Martín, ni el director deportivo, José Manuel Martínez.
Posteriormente, Ignacio Suárez, como portavoz de los aficionados, explicó el mensaje transmitido. «Estamos contentos con muchos de ellos porque han demostrado intensidad y se partieron la cara por el equipo», dijo, para, a continuación, señalar que también comentaron a la plantilla que «algunos partidos fueron vergonzosos y no pasa nada por decir que la temporada fue un fracaso».
Pero, por encima de todo, Suárez, insistió en que se les recordó que «el futuro del club depende de que denuncien o no». «Nos comprometimos a luchar porque cobren sus nóminas, pero, si denuncian, nos mandan a Tercera y esto se acaba», advirtió.
Según dicho portavoz, el capitán Aitor Sanz les indicó que la decisión de denunciar o no era «un tema personal de cada uno de ellos». «Esperemos que capten el mensaje y que tengan la empatía con el aficionado de hacerlo, después de que nosotros les hayamos dejado al margen de nuestra lucha con el consejo», dijo.
Respecto a la conversación con Pacheta, Ignacio Suárez reconoció que se había mostrado «molesto por tener que parar el entrenamiento». Le explicaron que «no era de recibo que, después de todo lo que habían pedido a esta afición, nos dejen tirados con denuncias y en Tercera».
Sobre la ausencia de dirigentes en El Requexón, cuando se intuía que podía haber problemas, Ignacio afirmó que «dan muestras del tipo de personas que dirigen este club, que creen que somos capaces de hacer lo mismo que ellos, llevar a la entidad por la delincuencia y dañar la imagen del club y eso es algo que no queremos»
Por su parte, Aitor Sanz también se refirió a lo sucedido: «Es complicado y duro, pero hay que asumir que son una parte importante de este club y hay que escucharles». Respecto a las denuncias, reiteró que «es un tema muy personal como para que yo tome parte en ello», pero reconoció que «la temporada no ha sido buena, hay que acabarla cuanto antes, limpiar la cabeza y preparar el año que viene para ver si podemos estar ahí».
Además, por la mañana, las instalaciones de El Requexón amanecieron con numerosas pintadas contra Alberto González, Ángel Martín Vaca, Paula Calleja, José Manuel Martínez, Vili y Pacheta. Las pintadas fueron reivindicadas por el grupo Symmachiarii.
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