La violencia ensombreció estos días el fútbol en Paraguay, donde un árbitro batió el récord expulsando a los 36 jugadores de dos equipos en un torneo provincial y 35 hinchas argentinos siguen detenidos hoy por enfrentarse con la Policía durante un juego de la Copa Sudamericana en Asunción.
Las detenciones se produjeron luego del encuentro disputado en el estadio del Cerro Porteño, uno de los clubes más populares de Paraguay que, tras esa malograda velada, selló su pase a cuartos de final de la Sudamericana al imponerse por 2-1.
El encuentro se vio teñido por los enfrentamientos a pedradas entre hinchas locales y visitantes del Colón argentino durante el entretiempo del juego, agravados en el segundo tiempo, lo que llevó al árbitro uruguayo Darío Ubriaco a interrumpir el partido durante 18 minutos.
El fiscal encargado del caso, Cristhian Bernal, dijo hoy que los detenidos en una comisaría de Asunción deberán afrontar cargos por agresión y perturbación de la paz pública ante la Justicia paraguaya, según los medios digitales asuncenos.
Hizo falta la intervención del consulado argentino, que se comprometió a velar por que los detenidos tengan el debido proceso en Paraguay, para que los 400 hinchas que permanecían en los alrededores de la comisaría accedieran a volver a casa, según el jefe de Eventos Especiales, el comisario Jorge Jeorgges, citado por Última Hora.
Los siete autobuses que los transportarán hasta Argentina serán escoltados por patrulleras de la Policía Nacional hasta la frontera.
Los enfrentamientos a pedradas entre hinchas argentinos y paraguayos obligaron a los agentes antidisturbios a ocupar las gradas de visitantes, quienes entonces se liaron a golpes y pedradas con los policías.
Al reanudarse el partido, Ubriaco decretó la expulsó del guardameta Diego Pozo y el centrocampista Maximiliano Caire, que durante la gresca se habían acercado al área de la hinchada argentina.
Pocas horas antes, trascendía con vídeos colgados en Internet la noticia de la insólita reacción de otro árbitro, Héctor Guillén, que decretó la expulsión de 36 jugadores durante un partido entre las divisiones juveniles del Teniente Fariña y el Libertad, en Caacupé, a 55 kilómetros al este de Asunción, el pasado día 14.
El director del departamento de árbitros de la Unión del Fútbol del Interior (UFI), Esteban Torres, relató hoy a Efe que todo comenzó a los 42 minutos del segundo tiempo del encuentro de la Liga Caacupeña, disputado en la cancha del Libertad, que registraba una ventaja de 2-1 en el marcador.
Guillén defendió ayer ante el Tribunal Disciplinario de la Liga Caacupeña que actuó según los reglamentos establecidos al expulsar a dos jugadores, uno de cada equipo, porque uno escupió al otro y este reaccionó dándole un puñetazo en el pecho.
Cuando los dos jugadores se disponían a abandonar el campo, el que recibió el escupitajo se lo devolvió al rival, lo que degeneró en un enfrentamiento a puños y puntapiés al que se sumaron los demás futbolistas, incluidos los suplentes, precisó la fuente.
Esa situación obligó a Guillén a expulsarlos a todos y dar por suspendido el encuentro.
"El tema está en que había nada más que dos policías y obviamente que el árbitro no podía entrar a calmar los ánimos porque las cosas no estaban bien", refirió Torres.
El director de árbitros de la UFI lamentó lo ocurrido y lo consideró como un hecho aislado e insólito en sus 20 años de carrera, aunque aseveró que "la juventud hoy en día está muy rebelde".
"Me apena mucho porque realmente no se justifican agresiones de ninguna manera, de ninguna índole", insistió, y añadió que la UFI analizará eventuales sanciones a los dos clubes en función de lo que proponga el Tribunal Disciplinario de la Liga Caacupeña.
Este récord de expulsiones supera al registrado en 1993, cuando el árbitro Willian Weiller sacó la tarjeta roja a 20 jugadores durante un partido entre el Ameliano y el General Caballero, en aquel entonces de la Segunda División del fútbol de Paraguay.
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