La marea amarilla de aficionados israelíes ha inundado la capital de la Lombardía desde el inicio de la Final Four.
Son los más numerosos y los más ruidosos, entregados a animar al Maccabi, gran representante de Israel, por delante de la Selección.
Un simbolismo que, a veces, puede llevar a conflictos.
Lo vivimos anoche, en el habitual pasacalles de cientos de aficionados del Maccabi por los alrededores de la Plaza del Duomo, en el centro de Milán.
Tres jóvenes italianos se encaran con la cabecera del grupo enseñando un pañuelo palestino, el famoso kufiyya, que ya se ha convertido en una prenda de moda para gente de todo tipo de tendencias políticas.
Los fans del Maccabi se enfadan y hay un amago de ir a por ellos pero, gracias a la rápida intervención de los agentes israelíes que acompañan al equipo allí donde juega por Europa, todo queda en un susto. Sin más.
Pero durante unos instantes se masca la tensión. Y ahí está la camarita para vivirlo en primera persona.
Cuando todo se calma, la marea amarilla se encamina las puertas del Duomo y canta, ondea una bandera gigante de Israel y enciende bengalas. Imágenes espectaculares.
No pasó nada pero puedo pasar...
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