Los tres hinchas brasileños que causaron una muerte y dejaron a tres personas heridas al lanzar dos retretes desde las gradas de un estadio de la ciudad de Recife (nordeste) fueron condenados este jueves a penas de entre 22 y 28 años de prisión, informaron fuentes judiciales.
Los tres acusados fueron hallados culpables de los delitos de homicidio doloso cualificado y tres intentos de homicidio por el jurado convocado por la Segunda Sala Penal del Tribunal de Justicia de Pernambuco, estado brasileño cuya capital es Recife, en un juicio de casi doce horas que concluyó en la madrugada de este jueves.
El juez Jorge Luiz dos Santos Henriques, titular de la segunda sala penal, condenó a Everton Felipe Santiago a una pena de 28 años y nueve meses de prisión; a Luiz Cabral de Araújo Neto a 25 años y siete meses y a Waldir Pessoa a 22 años y seis meses.
Los hechos ocurrieron el 2 de mayo del año pasado cuando Paulo Ricardo Gomes da Silva, de 26 años, murió al ser golpeado por un retrete lanzado a casi 24 metros de altura, desde las gradas del estadio Arruda de Recife, tras un partido de la segunda división del Campeonato Brasileño.
La víctima salía del estadio tras haber asistido a un partido entre el club local Santa Cruz y el visitante Paraná.
Otras tres personas resultaron heridas al ser golpeadas por piezas de los dos retretes.
Gomes da Silva era hincha del Sport Club de Recife, pero se encontraba en el estadio Arruda para apoyar al Paraná, ya que las hinchadas organizadas de ambos equipos son aliadas.
Cuando tuvo lugar el suceso, había comenzado una pelea en los alrededores del estadio entre hinchas del Paraná y el Santa Cruz.
Los tres acusados fueron arrestados algunos días después del incidente, que ocurrió a pocas semanas del inicio del Mundial que Brasil organizó en 2014, y fueron reconocidos por diferentes testigos que los vieron arrancar los retretes del baño y arrastrarlos por casi 100 metros hasta el lugar de la grada desde el que los lanzaron.
Los tres aficionados admitieron su responsabilidad en los hechos. Pese al alegato de sus abogados de que no tuvieron la intención de practicar un asesinato, por lo que pedían que las acusaciones fueron reducidas a homicidio culposo y lesión corporal, el jurado aceptó la tesis de la Fiscalía de que los tres eran conscientes de las consecuencias de sus acciones.
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