El partido de ayer estaba fijado por LaLiga a las 20:45, pero realmente comenzó mucho antes, dos horas antes de que el balón rodara, de que el fútbol y el trabajo volviera a dar la razón a futbolistas y cuerpo técnico. A las 18:45 estaba previsto el recibimiento que durante toda la semana había promovido el Fondo Sur 1904 -lo que hasta ahora era la Grada de Animación- y que tenía punto de partida en la recta de tribuna.
"Todo por nuestro escudo, porque recuerda que el Málaga somos nosotros, ¡y aquí no se rinde nadie!", señalaba el grupo de peñas como eslogan para que no faltara ningún malaguista a ese recibimiento. El color blanquiazul ya bañaba todo el Camino de la Palmilla desde minutos antes de que el autobús malaguista lo recorriera. Las bengalas ponían los efectos especiales a una melodía que retumbaba con los cánticos más habituales y que iba al ritmo del movimiento de las bufandas, hondeadas por cada fiel aficionado. Los rollos de papel iban de un lado a otro de la calle mientras el autocar, con muchas dificultades, intentaba entrar al estadio. Era una fiesta, y todavía no se había consumado el primer triunfo de la temporada, pero ya se habían puesto las bases para materializarlos.
Con los jugadores con los vellos de punta, como reconoció más de uno tras el partido, la afición se acomodó en La Rosaleda para seguir con el empuje, siendo el alma del equipo, el aliento del jugador número 12, tan importante como los once restantes que pululan por el verde.
Antes de que comenzará a rodar la pelota, el enésimo guiño de la afición por la defensa de sus colores se aparecía. La Rosaleda agarraba las 19.541 cartulinas negras, tantos como aficionados ayer en las gradas, para plasmar su particular queja antes los continuos errores arbitrales que han perjudicado al equipo hasta el momento. Era la forma de pedir respeto a los colegiados, no piden ayudas, piden que no cometan errores.
Desde el minuto uno La Rosaleda caldeó el ambiente empujando a sus jugadores. Los cánticos más audibles de la temporada coincidieron con la mejor primera parte del Málaga hasta el momento. Un primer periodo que tuvo su clímax justo al final con el tanto de Adrián y que hizo tronar a la afición: hacía tiempo que los suyos no se ponían por delante en el marcador.
Ni cuando el Celta logró igualar el partido a falta de 15 minutos para el final hizo callar a la afición blanquiazul. El equipo respondió y con el penalti que provocó En-Nesyri devolvió la sonrisa a un público que comenzaba a quedarse sin voz.
Los tres puntos se quedaron en La Rosaleda, tres puntos entre afición y jugadores, doce sobre el verde que acabaron abrazándose e intercambiando aplausos cuando el colegiado pitó el final.
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