Un episodio que no tiene nada que ver con el fútbol. La noche del domingo, durante el partido Lazio-Cagliari de la novena jornada de la Serie A, los ultras del Lazio dejaron en el fondo dedicado a los aficionados romanistas unas pegatinas con la cara de Anna Frank vistiendo una camiseta de la Roma.Además, en la zona del Olimpico donde se sitúa la hinchada 'giallorossa' se encontraron escritos y grafitis de carácter racista y antisemita. Este escenario vergonzoso tenía la firma del grupo de los "Irriducibili", los hinchas más violentos del club 'laziale'."Esto no es afición, esto no es fútbol, esto no es deporte. Los antisemitas tienen que estar fuera de los estadios". Con este mensaje, la presidenta de la Comunidad judía de Roma, Ruth Dureghello, denunció en Twitter los insultos, publicando las fotos de las gradas del estadio romano.
En realidad, los ultras del Lazio no habrían podido asistir al Olímpico, ya que la justicia deportiva italiana había ordenado que el partido se habría disputado con el fondo Norte cerrado por unos gritos racistas lanzado por la afición "biancazzurra" durante el choque ante el Sassuolo. Sin embargo, los seguidores extremistas del conjunto local consiguieron entrar al estadio gracias a una estrategia particular del presidente del club, Claudio Lotito, que decidió suspender los abonos y fijar las entradas al precio simbólico de 1 euro para permitir que su público no se quedara fuera.Ruben Della Rocca, vicepresidente de la Comunidad judía en Roma, cuenta que la foto que publicaron en Twitter la encontraron en la cuenta de Instagram de un ultra del Lazio que comentó: "Hemos dejado un recuerdo a los romanistas".No es la primera vez que la Comunidad judía acusa los hinchas del Lazio. "Estamos hartos, el club tiene que tomar medidas. Para entrar al estadio, te controlan como si fuera un aeropuerto, pero se puede entrar con una foto de Anna Frank con la camiseta de la Roma", finaliza Della Rocca.
Italia estalla contra los ultras de la Lazio que se mofaron de Anna Frank
En el inquietante imaginario ultra de la Lazio –también en el de tantos otros equipos de fútbol italianos-, “judío” es un ocurrente y ofensivo insulto al rival. Y lo peor es que el adversario así debe percibirlo para que continúe utilizándose con tanta frecuencia. El pasado fin de semana, durante el Lazio-Gagliari, algunos de Los Irreductibles, como se hacen llamar estos hooligans, inundaron la curva sur del Estadio Olímpico –que comparten con la Roma- con pegatinas fabricadas ad hoc con la cara de Anna Frank y la camiseta de su odiado adversario. “Anna Frank anima a la Roma”, rezaba el invento. Esta vez Italia ha estallado contra su última ocurrencia y la Federación de Fútbol italiana (FIGC) abrirá este martes una investigación que podría costarle muy cara a la Lazio por la reincidencia de su afición.
Porque los ultras ni siquiera deberían de haber estado ahí, en la curva que durante los partidos de la Lazio permanece siempre cerrada y donde se colocan normalmente los tifosi de la Roma. Un juez deportivo había decretado el cierre del fondo norte después de los cánticos racistas que durante el partido contra Sassuolo, el pasado 1 de octubre, habían gritado contra Adjapong y Duncan. Pero la Lazio, en un alarde de torpeza en la gestión del club, decidió vender a un euro las entradas de la Curva Sur durante los dos encuentros que duraría la sanción. La ironía del asunto es que el lema de la campaña era “Combatamos el racismo”, pero la jugada solo consiguió trasladar de fondo a los hooligans y estimularles para dejar la casa de su rival empapelada con las famosas pegatinas.
A diferencia de otras veces, el caso ha adquirido una enorme relevancia y los principales periódicos lo han llevado a primera página con duros editoriales. La queja de la comunidad hebrea de Roma impulsó la repulsa y La Repubblica, por ejemplo, ha publicado la misma pegatina repetida una decena de veces con las camisetas de varios equipos de la Serie y el lema: “Anna Frank somos todos”. La polémica, convertida en trending topic, ha llegado hasta la política. El Presidente de la República, Sergio Mattarella, lo ha definido como "un acto inhumano". La alcadesa de Roma, Virginia Raggi, o la presidenta de la comunidad judía de Roma, Ruth Dureghello, también lo han condenado. Y Matteo Renzi ha sugerido a los equipos de la Serie A que jueguen el próximo domingo con una Estrella de David en el pecho para protestar contra un problema que, en realidad, no es ni mucho menos exclusivo de la Lazio. De hecho, insultos parecidos se ven cada semana en las gradas de su equpo rival.
Pero esta vez la Lazio, uno de los equipos con mayor historial de sanciones por racismo -el saludo fascista de su entonces capitán, Paolo di Canio, a los aficionados tras un partido dio la vuelta al mundo- ha tenido que disculparse y durante la mañana del martes, una delegación del equipo con su presidente a la cabeza y varios jugadores han llevado a la sinagoga de Roma una corona de flores para rendir homenaje a las víctimas del Holocausto y desmarcarse de la acción de sus ultras. Además, el presidente ha dicho que jugarán con la foto de Anna Frank en la camiseta durante el próximo partido.
Arturo Diaconale, director de comunicación del club, explica a EL PAÍS la situación creada. “Hemos condenado inmediatamente este episodio que, lamentablemente, se creó a partir de una iniciativa contra el racismo. La Lazio es el único club en Italia que llevaba una línea de extrema intolerancia con el racismo. El presidente está pagando un precio muy elevado por ello, con amenazas de muerte incluidas, y tiene que llevar escolta. Pero ha tenido éxito, porque hace años que no hay incidentes físicos en la curva de la Lazio, banderas ofensivas o cánticos truculentos. Pero lamentablemente, hay que continuar con una acción educativa”.
Además del gesto de hoy, el presidente ha anunciado que cada año la Lazio organizará un viaje de 200 aficionados al antiguo campo de concentración de Auschwitz para mantener viva la memoria de lo sucedido. Pero la tolerancia cero contra el racismo que empieza a funcionar con normalidad en otras ligas europeas llega con mucho retraso a Italia. El problema no es solo de los hinchas de la Lazio. Cada domingo puede escucharse cómo aficionados corrientes, con sus hijos al lado, se dedican a hacer el sonido del mono cuando un jugador negro del equipo rival lleva la pelota. En realidad, los ultras de la Roma también utilizan el mismo tipo de insultos contra los rivales de su ciudad y, como ya señalan en algunos foros, no sería de extrañar que en el próximo partido haya alguna reacción utilizando el mismo lenguaje.
Italia estalla contra los ultras de la Lazio que se mofaron de Anna Frank
En el inquietante imaginario ultra de la Lazio –también en el de tantos otros equipos de fútbol italianos-, “judío” es un ocurrente y ofensivo insulto al rival. Y lo peor es que el adversario así debe percibirlo para que continúe utilizándose con tanta frecuencia. El pasado fin de semana, durante el Lazio-Gagliari, algunos de Los Irreductibles, como se hacen llamar estos hooligans, inundaron la curva sur del Estadio Olímpico –que comparten con la Roma- con pegatinas fabricadas ad hoc con la cara de Anna Frank y la camiseta de su odiado adversario. “Anna Frank anima a la Roma”, rezaba el invento. Esta vez Italia ha estallado contra su última ocurrencia y la Federación de Fútbol italiana (FIGC) abrirá este martes una investigación que podría costarle muy cara a la Lazio por la reincidencia de su afición.
Porque los ultras ni siquiera deberían de haber estado ahí, en la curva que durante los partidos de la Lazio permanece siempre cerrada y donde se colocan normalmente los tifosi de la Roma. Un juez deportivo había decretado el cierre del fondo norte después de los cánticos racistas que durante el partido contra Sassuolo, el pasado 1 de octubre, habían gritado contra Adjapong y Duncan. Pero la Lazio, en un alarde de torpeza en la gestión del club, decidió vender a un euro las entradas de la Curva Sur durante los dos encuentros que duraría la sanción. La ironía del asunto es que el lema de la campaña era “Combatamos el racismo”, pero la jugada solo consiguió trasladar de fondo a los hooligans y estimularles para dejar la casa de su rival empapelada con las famosas pegatinas.
A diferencia de otras veces, el caso ha adquirido una enorme relevancia y los principales periódicos lo han llevado a primera página con duros editoriales. La queja de la comunidad hebrea de Roma impulsó la repulsa y La Repubblica, por ejemplo, ha publicado la misma pegatina repetida una decena de veces con las camisetas de varios equipos de la Serie y el lema: “Anna Frank somos todos”. La polémica, convertida en trending topic, ha llegado hasta la política. El Presidente de la República, Sergio Mattarella, lo ha definido como "un acto inhumano". La alcadesa de Roma, Virginia Raggi, o la presidenta de la comunidad judía de Roma, Ruth Dureghello, también lo han condenado. Y Matteo Renzi ha sugerido a los equipos de la Serie A que jueguen el próximo domingo con una Estrella de David en el pecho para protestar contra un problema que, en realidad, no es ni mucho menos exclusivo de la Lazio. De hecho, insultos parecidos se ven cada semana en las gradas de su equpo rival.
Pero esta vez la Lazio, uno de los equipos con mayor historial de sanciones por racismo -el saludo fascista de su entonces capitán, Paolo di Canio, a los aficionados tras un partido dio la vuelta al mundo- ha tenido que disculparse y durante la mañana del martes, una delegación del equipo con su presidente a la cabeza y varios jugadores han llevado a la sinagoga de Roma una corona de flores para rendir homenaje a las víctimas del Holocausto y desmarcarse de la acción de sus ultras. Además, el presidente ha dicho que jugarán con la foto de Anna Frank en la camiseta durante el próximo partido.
Arturo Diaconale, director de comunicación del club, explica a EL PAÍS la situación creada. “Hemos condenado inmediatamente este episodio que, lamentablemente, se creó a partir de una iniciativa contra el racismo. La Lazio es el único club en Italia que llevaba una línea de extrema intolerancia con el racismo. El presidente está pagando un precio muy elevado por ello, con amenazas de muerte incluidas, y tiene que llevar escolta. Pero ha tenido éxito, porque hace años que no hay incidentes físicos en la curva de la Lazio, banderas ofensivas o cánticos truculentos. Pero lamentablemente, hay que continuar con una acción educativa”.
Además del gesto de hoy, el presidente ha anunciado que cada año la Lazio organizará un viaje de 200 aficionados al antiguo campo de concentración de Auschwitz para mantener viva la memoria de lo sucedido. Pero la tolerancia cero contra el racismo que empieza a funcionar con normalidad en otras ligas europeas llega con mucho retraso a Italia. El problema no es solo de los hinchas de la Lazio. Cada domingo puede escucharse cómo aficionados corrientes, con sus hijos al lado, se dedican a hacer el sonido del mono cuando un jugador negro del equipo rival lleva la pelota. En realidad, los ultras de la Roma también utilizan el mismo tipo de insultos contra los rivales de su ciudad y, como ya señalan en algunos foros, no sería de extrañar que en el próximo partido haya alguna reacción utilizando el mismo lenguaje.
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