Los Mossos d’Esquadra han llevado a cabo hoy una redada en el bar que frecuentan los Boixos Nois, los aficionados radicales del Barça. Dentro y fuera del bar La Jarra, ubicado en las inmediaciones del Camp Nou en Barcelona, la policía catalana ha encontrado un arsenal: porras extensibles, palos, navajas, martillos, puños americanos e incluso un saco de escombros repleto de ladrillos, según fuentes policiales.
La sospecha de la policía catalana es que tenían la intención de encontrarse con la afición radical del Rayo, los Bukaneros, con quienes protagonizaron una batalla campal y multitudinaria en noviembre del año pasado en Madrid. Hoy juegan los dos equipos en el Camp Nou.
Hace meses que los Boixos y la nueva facción de los Cachorros protagonizan de nuevo episodios violentos relacionados con el fútbol, tanto en Barcelona como en los desplazamientos del Barça. En septiembre, apalearon a un aficionado del PSV. Un mes después, se repitieron los incidentes antes del clásico.
Uno de los partidos que se prevén de alto riesgo es el del próximo miércoles contra el Olympique Lyonnais. Los Boixos lograron entrar al campo en el partido de ida en Lyon, el pasado 22 de febrero. Sacaron bengalas, y exhibieron toda su parafernalia hooligan, algo que en el Camp Nou tienen prohibido, aunque algunos de ellos entran con su carné de socio. Los Boixos protagonizaron incidentes en el metro y con aficionados del Lyon.
Fuentes del entorno de este tipo de grupos aseguran que los Boixos Nois vuelven a tener un número importante de miembros gracias a la llegada de personas más jóvenes, que son vertebradas por boixos históricos. Los Mossos han presentado un informe a la Comisión Estatal Contra la Violencia para que declaren a los Boixos, los Casual y los Cachorros grupo radical violento, y que de esta manera no puedan entrar pancartas ni merchandising en ningún campo.
El expresidente del Barça Joan Laporta fue el responsable de sacar a los Boixos como grupo radical del Camp Nou y les quitó todos los privilegios que habían adquirido con Josep Lluís Núñez y su sucesor, Joan Gaspart. Eso le costó graves amenazas a Laporta. Con Sandro Rosell, que los definió como "nanos molt macos" [chicos muy majos], firmaron un acuerdo para crear una grada de animación, que los Mossos finalmente controlaron para evitar que accediesen a ella.
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