Igual que sucediera en octubre en el Camp Nou con el clásico entre el Barça y el Real Madrid, el amistoso que este miércoles por la tarde enfrentó a las selecciones de Cataluña y Nigeria se convirtió en un nuevo aquelarre independentista auspiciado por Artur Mas, que no quiso perdérselo, y por la Federación Catalana de Fútbol.
Con el canal autonómico TV3 como altavoz, que retransmitió el duelo incluso a través de su página web. De hecho, uno de los periodistas que lo hacían abogó en directo y sin ambages por "una nació, una selecció", sempiterna reivindicación del independentismo catalán.
Las banderas esteladas, una enorme pancarta en la que se leía Catalonia Europe´s new state y los gritos de "¡independencia!" -especialmente en el 17´14´´ de la primera parte- marcaron un encuentro en el que lo de menos, paradójicamente, era el resultado (1-1), en plena ofensiva secesionista del Gobierno de CiU.
No faltó detalle. El estadio de Cornellà-El Prat, el del Espanyol, se vistió de gala para la ocasión, la primera en la que acogía un encuentro de estas características. Cabe recordar que la adhesión del club en octubre a la Plataforma Pro Selecciones Catalanas levantó gran polémica entre sus aficionados. Su estructura quedó cubierta con una senyera hecha a base de leds, y las escaleras también lucieron los colores de la bandera catalana. En el descanso incluso nueve torres de castellers formaron un mosaico rojo y amarillo.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de la organización para llenar un estadio con un aforo para 40.500 espectadores, fue un pinchazo de público. Y eso que las entradas eran bastante económicas, de entre 10 y 30 euros. Poco antes del comienzo se habían vendido 20.000, a lo que hay que sumar otras 7.200 en el empujón final en taquilla, lo que provocó indisimulables vacíos en el graderío, con 13.300 asientos vacíos.
En un intento por enmascarar la evidencia, la televisión y la radio públicas, e incluso el propio Mas durante una entrevista en el descanso, culparon de la escasez de público al caos circulatorio en las inmediaciones del estadio, que según el presidente catalán impidió que muchos aficionados llegaran a tiempo. Y ello a pesar de que, de haber elegido el Camp Nou, el pinchazo habría sido mucho más clamoroso, puesto que tiene capacidad para 99.354 hinchas.
A través de Twitter también proliferaron las proclamas independistas, mediante hashtags como #moltmésquefutbol, #independència y #viscaCatalunyalliure.
Al final, la selección catalana de Puyol y Xavi no pasó del empate ante Nigeria, así que Johan Cruyff no pudo regalarle un triunfo a la afición en su despedida como seleccionador
Con el canal autonómico TV3 como altavoz, que retransmitió el duelo incluso a través de su página web. De hecho, uno de los periodistas que lo hacían abogó en directo y sin ambages por "una nació, una selecció", sempiterna reivindicación del independentismo catalán.
Las banderas esteladas, una enorme pancarta en la que se leía Catalonia Europe´s new state y los gritos de "¡independencia!" -especialmente en el 17´14´´ de la primera parte- marcaron un encuentro en el que lo de menos, paradójicamente, era el resultado (1-1), en plena ofensiva secesionista del Gobierno de CiU.
No faltó detalle. El estadio de Cornellà-El Prat, el del Espanyol, se vistió de gala para la ocasión, la primera en la que acogía un encuentro de estas características. Cabe recordar que la adhesión del club en octubre a la Plataforma Pro Selecciones Catalanas levantó gran polémica entre sus aficionados. Su estructura quedó cubierta con una senyera hecha a base de leds, y las escaleras también lucieron los colores de la bandera catalana. En el descanso incluso nueve torres de castellers formaron un mosaico rojo y amarillo.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de la organización para llenar un estadio con un aforo para 40.500 espectadores, fue un pinchazo de público. Y eso que las entradas eran bastante económicas, de entre 10 y 30 euros. Poco antes del comienzo se habían vendido 20.000, a lo que hay que sumar otras 7.200 en el empujón final en taquilla, lo que provocó indisimulables vacíos en el graderío, con 13.300 asientos vacíos.
En un intento por enmascarar la evidencia, la televisión y la radio públicas, e incluso el propio Mas durante una entrevista en el descanso, culparon de la escasez de público al caos circulatorio en las inmediaciones del estadio, que según el presidente catalán impidió que muchos aficionados llegaran a tiempo. Y ello a pesar de que, de haber elegido el Camp Nou, el pinchazo habría sido mucho más clamoroso, puesto que tiene capacidad para 99.354 hinchas.
A través de Twitter también proliferaron las proclamas independistas, mediante hashtags como #moltmésquefutbol, #independència y #viscaCatalunyalliure.
Al final, la selección catalana de Puyol y Xavi no pasó del empate ante Nigeria, así que Johan Cruyff no pudo regalarle un triunfo a la afición en su despedida como seleccionador
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