El encuentro entre el Atlético Paranaense y el Vasco da Gama, correspondiente a la última jornada del torneo Brasileirao, fue interrumpido al cuarto de hora por la terrorífica pelea entre los aficionados de ambos equipos. El Atlético Paranaense ganaba en ese momento por 1-0.
Brasil, a medio año de la disputa del Mundial, se avergüenza de su fútbol después de unas terribles imágenes que dan la vuelta al mundo. Los ultras del Atlético Paranaense y el Vasco da Gama protagonizaron una brutal pelea que se saldó con tres heridos en coma y que fueron evacuados en un helicóptero militar que aterrizó en medio del campo.
Según medios locales, los heridos no corrían riesgo de muerte pese a la multitud de heridas y golpes que recibieron. Según la policía, uno de los hinchas agredidos era seguidor del Atlético Paranaense y los otros dos del Vasco da Gama.
Era un partido decisivo para ambos equipos ya que el Atlético Paranaense necesitaba la victoria para garantizar su puesto en la Copa Libertadores y el Vasco da Gama buscaba huir del posible descenso a la segunda división.
Los incidentes se registraron en el estadio Arena de Joinville, pues el Atlético Paranaense ya perdió la posibilidad de jugar en Curitiba -donde España jugará contra Australia el tercer encuentro de la fase de grupos del Mundial- por incidentes con sus aficionados.
Los incidentes se registraron en el estadio Arena de Joinville, pues el Atlético Paranaense ya perdió la posibilidad de jugar en Curitiba -donde España jugará contra Australia el tercer encuentro de la fase de grupos del Mundial- por incidentes con sus aficionados.
Los incidentes se produjeron precisamente debido a la falta de policías en el estadio, ya que los agentes estaban concentrados en las afueras del recinto. La policía responsabilizó de la gresca a vigilantes privados que ofrecen el servicio de seguridad dentro del coliseo.
La batalla se produjo poco después de que el Paranaense marcara su primer gol y al cuarto de hora se interrumpió el duelo. Los ultras se enfrentaban en las gradas sin que apenas hubiera policías mientras los jugadores abandonaban el estadio, alguno de ellos llorando por la escalofriante imagen.
Después de algo más de una hora, se decidió que se retomara el encuentro por mucho que el presidente del Vasco, Roberto Dinamita, dijera a los medios que era una locura. «No están respetando lo más importante, son vidas».
El esperpento no hace ningún bien a Brasil, que ha vivido numerosos incidentes en los últimos meses y que pone en tela de juicio su seguridad a medio año de albergar el Mundial.
El encuentro se disputaba en Joinville que. Está cerca de Curitiba, una de las sedes del Mundial de Brasil y en donde España jugará el tercer partido de la fase de grupos contra Australia.
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