Corría el minuto 7 de juego del partido que el pasado domingo medía al San Fernando y el Alcalá en el Iberoamericano de Bahía Sur. En ese preciso momento comenzaron a escucharse los cánticos de la Peña Orgullo Isleño, ese colectivo que desde que comenzó la temporada, reivindicando una mejor posición en el campo, no había acudido al estadio a ver al equipo de sus amores.
Cuando los miembros de Orgullo Isleño entraron en el recinto pareció pararse el tiempo. Su presencia, tras estas semanas de ausencia, fue homenajeada con una tremenda salva de aplausos de todos los aficionados isleños que se sumó a los cánticos de estos jóvenes -y no tan jóvenes ya- apasionados de los colores azul y blanco.
Su reivindicación tomó toda la fuerza del mundo porque fue la demanda de una afición que quiere ver a Orgullo Isleño en el campo, animando al equipo y apoyando al club como lo han hecho en estos últimos 20 años. Seguro que habrá quien tome buena nota de lo ocurrido. Tras unos minutos coreando consignas y aireando como banderas dos grandes pancartas en las que se podía leer No nos callarán y Volveremos, los miembros del grupo desaparecieron para continuar con su ausencia como protesta. Esos minutos fueron mágicos y eso se reflejó en el sentir de la afición azulina.
El momento culminante llegó con el homenaje que el propio equipo isleño realizó a dicha peña. Una vez finalizado el encuentro, los componentes del plantel se acercaron a la sede local donde habitualmente está ubicado el colectivo para dedicarle la victoria cosechada.
Pero vayamos por partes. La reivindicación parte de la distancia en la que los componentes de Orgullo Isleño tiene que ver los partidos en el Iberoamericano. Mainé, portavoz del grupo, y su gente solamente pretenden una grada portátil más cerca del campo, concretamente en la zona donde está las colchonetas de los saltos con pértiga. Días atrás, después de cuatro partidos sin comparecer en señal de protesta, todo hizo indicar que definitivamente el asunto estaba solucionado e, incluso, se anunció la posible presencia de Orgullo Isleño en el partido del pasado miércoles ante el Lucena.
No fue así pero sí se colocó una grada especial al día siguiente, durante la jornada del jueves. Hasta ayudaron a colocarla algunos miembros del grupo.
Sin anunciar nada, en la madrugada del viernes al sábado, se volvió a quitar la grada aduciendo que los arquitectos municipales no habían dado el visto bueno para su colocación. Así que vuelta a empezar.
El sábado, Mainé intentó una fallida reunión con el Patronato de Deportes. Finalmente fue descartada la posibilidad de tener una grada más cerca del terreno de juego para una mejor visualización. De ahí que continúen las protestas programadas.
El tema está ahí y habrá que esperar si en el transcurso de 14 días, tiempo que el equipo de Masegosa tardará en volver a jugar en casa, se habrá solucionado o no.
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