El masivo desembarco de hinchas rojiblancos en Oporto tuvo su punto negro en un par de cargas de la Policía portuguesa contra los aficionados vascos. Una de las acometidas se produjo en las puertas de acceso al Estadio do Dragao, y la otra en el interior. Algunos seguidores recibieron porrazos y a una persona se le impidió el acceso al campo, según ha podido saber EL CORREO.
Los incidentes se registraron unos minutos antes del inicio del partido, cuando 120 de los alrededor de 4.000 rojiblancos que viajaron con el equipo intentaban entrar en el estadio. En la puerta que tenían asignada les enviaron a otra, y allí también les pusieron trabas para pasar. Un testigo apuntaba a la falta de organización del Oporto como la causa del lance.
Con el encuentro a punto de empezar, el tiempo apremiaba y se desataron los nervios ante lo que parecía «una tomadura de pelo». La tensión se disparó y empleados del club arremetieron contra los hinchas del Athletic, enfrentamiento al que poco después se incorporó la Policía.
Forcejeos y porrazos
Las fuerzas del orden efectuaron dos cargas «desproporcionadas», describió un testigo de los hechos. «Hubo golpes, empujones, algún forcejeo y varias personas con algún porrazo», según su testimonio, aunque solo llegó a ver a uno de los implicados con una pequeña herida en la frente.
Otro hincha denunció «la actitud chulesca y provocadora de la Policía». «Es alucinante lo sucedido -explicó-. He viajado por muchos campos de Europa con el Athletic y nunca he visto nada igual. Alrededor de cien personas nos hemos quedado sin ver el partido en nuestro sitio en la primera parte porque esos asientos estaban ocupados». Fuentes cercanas al club rojiblanco creen que hubo una sobreventa de localidades en la zona reservada a la afición visitante.
La Policía lusa retuvo a varias personas, aunque a casi todas ellas se les permitió finalmente acceder al estadio gracias a la mediación de los ertzainas desplazados a Oporto. A un seguidor sí se le vetó la entrada, presuntamente porque estaba ebrio e insultó a los policías, que le indicaron que esperara fuera a que acabara el partido.
Horas antes de este incidente, en torno a las cuatro de la madrugada, otro aficionado rojiblanco fue agredido en un bar. Al parecer, recibió un puñetazo.
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