Como ser humano que aborrece la cultura inglesa, y por extension, su fútbol, me veo capacitado para hablar y glosar la historia de quizá lo único que me merezca el total respeto de aquella región de Gran Bretaña: El Liverpool Football Club. Será por la historia que arrastra, por la cómica alopecia de Bruce Grobelaar, de la que me mofaba en mi lejana y malvada niñez. Será por su color rojo puro, sin rayas ni franjas ni adornos, al uso del blanco nuclear de cuando el Madrid era el Madrid. Pudiera ser por la magia de Anfield. O su sala de trofeos que imaginaba olería a nobleza y a productos para conservar la plata. Probablemente por todo ello, mi equipo preferido de la Pérfida Albión siempre fue el Liverpool FC, del que muy gustosamente comenzaré a desgranar su rica historia.
Comencemos con Anfield, que de hecho tiene más historia que el propio Liverpool. Anfield fue sede del otro equipo y enemigo de la ciudad, el Everton CF, que lo disfrutó y ganó la liga de 1891 hasta que el reverendo Chambers, y del alcalde de Liverpool John Houlding, que desterraron de Anfield al Everton y crearon el Liverpool el 3 de junio de 1892. Desde el primer momento los red mostraron contundencia: Su primer partido amistoso en Anfield lo despacharon con un 7-1, así como un 8-0 en el primero oficial. El Everton sin embargo aún reunía más aficionados en Goodison Park. Una de las mayores rivalidades de la historia del fútbol había nacido.
A través de un generoso préstamo nunca pagado de Houlding, el Liverpool se hizo con los derechos de entrar en la Segunda División de la Liga inglesa de fútbol, en la que debutó con un añito de edad, en 1893. Y, por supuesto, venció con autoridad y se ganó el derecho a estar en la Primera División. La abandonaría al año siguiente para volver en 1895.
El entrenador de Newcastle Tom Watson llegó a Anfield en 1896 consiguiendo la estabilidad de los de Merseyside. Varias semifinales y una final de la FA Cup, en la que perdieron desperdiciando la oportunidad de alzar este trofeo que no llevarían a las vitrinas de Anfield hasta bien entrada la década de los años 60. El Liverpool también encadenó buenas actuaciones en la Liga alzándose con su primer campeonato en 1901, la primera del siglo XX. El Liverpool bajó sin embargo de división pero volvió con una hazaña nunca más repetida en Inglaterra: Encadenando los títulos de la Segunda y Primera división en años consecutivos.
Tras la Gran Guerra, en la que Inglaterra se vio implicada, el Liverpool se hizo con las Ligas de 1922 y 1923, en un bienio dorado para los de Merseyside, con un Anfield que comenzaba a ser decisivo con entradas por encima de los 50.000 espectadores. Hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, el Liverpool encadenó años de sinsabores, oscuros con la única luz de la inauguración de uno de sus símbolos más representativos: La grada de The Kop, en 1928.
No tardó mucho el Liverpool en retomar la senda del éxito. A lomos del imponente corcel Jack Balmer, un depredador capaz de encadenar tripletes goleadores como churros, los de Merseyside levantaron el campeonato liguero de 1947. Una de cal para la de arena de 1950, donde el Liverpool perdió contra pronóstico frente al Arsenal una nueva final de la FA Cup, en Wembley y ante 100.000 espectadores. Tras eso… una década de la gran Nada, con descenso incluido en 1954 tras 50 años consecutivos en la élite del fútbol inglés.
Hasta el 1 de diciembre de 1959. Fecha tan clave como la de la fundación del club, el legendario Bill Shankly, cuyas míticas frases han sido recogidas en este artículo de Compartir Pasión, se hace con las riendas del histórico Liverpool Football Club para instalarlo por siempre entre los grandes y hacer de Anfield un mítico fortín.
Ronnie Moran (jugador del Liverpool 1952-1969): “El vino en diciembre de 1959 y yo estaba en el equipo entonces Hemos tenido buenos gerentes desde que Bill, pero él fue el que resucitó el club.“.
Bill Shankly en su presentación: “Estoy muy contento y orgulloso de haber sido elegido como director del Liverpool FC, un club de tan gran potencial. Este nombramiento es un reto para mí. Es mi opinión que el Liverpool. que tiene una multitud de seguidores que viven con pasión el juego. merecen el éxito y espero que, en mi humidad, ser capaz de hacer algo para ayudar a lograrlo. Cuando me propusieron el reto simplemente no podía rechazarlo“
Bill Shankly, de nuevo: “Mi idea era construir del Liverpool en un bastión de la invencibilidad de Napoleón, que conquistó el mundo con sangre. Y eso es lo que yo quería. Para que el Liverpool fuera intocable mi idea era construir un Liverpool nuevo y… ¡arriba y arriba! Hasta que, finalmente, todo el mundo tendría que someterse y ceder ante nosotros en Anfield“.
Con los fichajes estelares de Yeats y St. John, The Saint, los reds volvieron a la Primera división tras una fabulosa temporada en 1962. Tras una temporada de transición y adaptación a la máxima categoría tras una década ausente, el Liverpool se hizo con el campeonato de Liga de 1964 y 1966 y, al fin, con la FA Cup en 1965 con un gol clave de The Saint. Es en 1964 cuando el Liverpool, tras una idea de Shankly, pasó a vestir totalmente de rojo, color que desde aquel momento le identifiaría de forma única tras sembrar el terror en una Europa en la que debutaría en 1964, con un aviso de final de la extinta Recopa de Europa como aperitivo.
La fecha del despegue definitivo se fija en 1973. El Liverpool se alza con el título de Liga, encadenándolo con la Copa y la UEFA, primer título europeo, en 1974, la UEFA de 1976 frente al Brujas, y el doblete con la Liga del 76, que le daría derecho a participar en la Copa de Europa. Tras ganar la décima Liga en 1977, el Liverpool disputó la final de la Copa de Europa frente al Borussia de Mönchengladbach de Stielike, Heynckes y Udo Lattek. Los red, con Kevin Keegan en la delantera y Bob Paisley en el banquillo, vencieron 3 a 1 a los alemanes para levantar la primera Copa de Europa de su historia en el Estadio Olímpico de Roma.
Para entrar de forma definitiva en la historia, el Liverpool de Shankly, reforzado con Kenny Dalglish, a la postre autor del gol decisivo, repitió éxito europeo venciendo en Wembley ante 92.000 espectadores al Brujas de Bélgica. Los dos años siguientes se tocó plata con la consecución de dos nuevas Ligas, y gracias a la segunda de ellas se alcanzó la final de 1981 frente a un hambriento Real Madrid en el Parque de los Príncipes de París. El Liverpool ganaba su tercera Copa de Europa con un gol de Alan Kennedy.
La feliz década dorada red de los 80 culminó con los títulos de Liga del 82, 83, 84, 86, 88 y 90 (última Liga red hasta el momento) y una nueva Copa de Europa en 1986, la más complicada, en el Olímpico de Roma y frente al AS Roma de Falcao y Toninho Cerezo. El empate a uno final, con goles de Phil Neal y Pruzzo, llevó a una tanda de penaltis que cayó del lado de los foráneos, que contaban con Joe Fagan como entrenador y con Bruce Grobelaar ya en la portería, junto a una delantera brutal con Kenny Dalglish e Ian Rush. El Liverpool FC se confirmaba como el mejor equipo en esa era oscura y tenebrosa que fueron para el fútbol las décadas de los 70 y 80.
La década fue feliz en cuanto a títulos, pero nadie olvida la tragedia de Heysel en 1985, donde 39 aficionados perdieron la vida en Bruselas en un estadio de fútbol que vio cómo la Juventus de Turín de Michel Platini se alzaba con el título de la final más traumática de la historia de la Copa de Europa.
En los años 90 el Liverpool se despertó con una atroz resaca tras su borrachera de éxitos en los 90, y aún tuvo tiempo de tomarse una Copa más en 1992, pero no volvería a levantar plata hasta el 2001, cuando los red se hicieron con su tercera y hasta el momento última Copa de la UEFA. Como quiera que tocaba década europea, y el Liverpool es un club épico por méritos propios, en un partido en el que partía como clara víctima en el Estadio de Atatürk de Estambul se obró el milagro tras el descanso. Un Milán desencadenado se adelantaba tres cero antes de la marcha a los vestuarios. El Liverpool, plagado de españoles y dirigido por Rafa Benítez, le dio la vuelta al marcador empatando con goles de Gerrard, Smicer y Xabi Alonso, en los seis minutos más mágicos de su historia. Por justicia poética, los red se llevaron el trofeo en la tanda de penaltis.
Desde entonces el Liverpool ha debido lidiar con economías más potentes derivadas de adinerados aburridos que vuelcan su tiempo libre y su dinero en la adquisición de clubes de fútbol en Inglaterra, adulterando una histórica competición con sus cheques en blanco y sus maneras de nuevos ricos. El último gran puntal del club, Luis Suárez, fue venido en el verano de 2014 al FC Barcelona, y mientras, con el mariscal Gerrard aún a los mandos y un equipo de meritorios pero luchadores y con clase, los de Merseyside quieren continuar haciendo su leyenda más y más grande. Quieren seguir siendo el mejor equipo de la historia del país que exportó el fútbol a todo el mundo.
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