Mestalla pasó factura al Valencia por la mala temporada y recibió con pitos a los suyos cuando saltaron al césped, con Baraja y Albiol en cabeza, portando el trofeo de la Copa. La protesta, sin embargo, no fue tan estruendosa como se había rumoreado durante el día anterior, cuando los jugadores se plantaron y no quisieron salir al balcón del Ayuntamiento.
Lo cierto es que el estadio no registró más de media entrada... y que lo peor vino a la conclusión, cuando los ultras locales acosaron a los futbolistas en el camino del vestuario hasta los respectivos vehículos.
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